C style="text-transform:uppercase">ada vez estoy más convencido de que nuestros políticos emiten en una frecuencia de comunicación idiotizada, con el objetivo perverso de crear un entorno sugerente, sabiendo que no generará respuestas nocivas para ellos de ningún tipo. Las escasas que pueda producir, son inofensivas, pues ya se han encargado de desactivar los instrumentos para tal fin.

La estrategia consiste en emitir cinco tipos de comunicación, a saber los siguientes:

Sandeces y motos varias, tipo: "vamos a institucionalizar que la jornada laboral acabe a las 6 de la tarde" o en un plano más local, "vamos a traer a Huelva turistas de los Emiratos Árabes". Este tipo de mensajes los emiten mindundis que lanzan las motos, para regocijo general. Objetivo: idiotizarnos.

El segundo tipo de mensajes son de serio calado, tipo: subir los impuestos, recortes, déficit... Estos son emitidos por los ministros de primer nivel, y siempre mediante la justificación demagógica adecuada o la mentira flagrante, si es necesario. Objetivo: hacernos creer que trabajan para nosotros.

El tercer tipo de mensajes están reservados al presidente del Gobierno. A él están reservados los mensajes grandilocuentes de amplio consenso, del tipo " no me saltaré la ley, no habrá referéndum en Cataluña, atajaremos la corrupción...". Objetivo: inculcar la idea de que tenemos un presidente cabal.

El cuarto son los mensajes en los que todos se ponen de acuerdo. Estos son los que se emiten cuando se producen catástrofes, terrorismo, o situaciones en las que se nos traslada que no nos preocupemos, que ellos están ahí para protegernos y como garantes de que todo esta controlado. Objetivo: los políticos nos protegen.

El quinto tipo de mensajes es el que nos difunden cuando se pelean entre ellos. Objetivo: resaltar el valor diferencial entre ellos. Puro marketing, pero del malo.

Últimamente ando preocupado por el nivel de los mensajes idiotizantes.

Decir que la culpa del estado de la educación es el analfabetismo que había en la Transición, o que los políticos ganan tan poco que han de comprar en el Primark, creo que se debe a que nos están poniendo a prueba, para ver cuál es el nivel de tontura que somos capaces de asumir.

Ellos creen que somos idiotas. Su creencia es su perdición, entre otras razones porque sólo los tontos de remate son capaces de creer que los demás son más idiotas que ellos mismos. Y eso es metafísicamente imposible. Y lo es, porque sólo hay que observar su imagen. Piensen en Esperanza Aguirre, Adelaida de la Calle y en cómo camina Rajoy. Sin que tengan que decir nada.

Pues eso, más que mil palabras. ¿No les parece?

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