SERÍA paradójico que ahora que Zapatero ha ganado las elecciones con una mayoría más cómoda que hace cuatro años y no va a depender tanto de las minorías nacionalistas o izquierdistas tuviese que configurar su nuevo Gobierno atendiendo a las presiones procedentes de sus propias filas. Hay que reivindicar manos libres para que ZP, que es quien ha triunfado, se rodee de un equipo de gente capaz y eficiente, sin prestar una atención excesiva a cuotas y tirones territoriales.

No faltan los condicionantes. Ayer mismo Miquel Iceta, viceprimer secretario y portavoz del Partido de los Socialistas de Cataluña, declaró que vería con agrado que el próximo ministro de Fomento sea catalán y que Zapatero se la juega en esta legislatura por los compromisos que adquirió con Cataluña. ¿Qué compromisos?, pregunto. Yo creía que Zapatero había adquirido compromisos con todos los españoles, no específicamente con los catalanes, ni con los murcianos ni con los andaluces.

A propósito de los andaluces, si lo que Iceta está poniendo encima de la mesa son los 25 diputados que el PSC ha aportado a la victoria socialista, alguien con autoridad en la materia -Manuel Chaves, sin ir más lejos- debería recordarle que el PSOE de Andalucía aportó 36, y que precisamente Zapatero puso al socialismo andaluz, durante la campaña electoral, como ejemplo de un buen trabajo por la causa común de los herederos de Pablo Iglesias.

Pero no creo que debamos afrontar esta cuestión como un pleito entre organizaciones territoriales del PSOE (sí, ya sé que el PSC es un partido distinto, pero creíamos que compartían los mismos ideales socialistas, basados en la igualdad y la solidaridad), a ver quién arranca más poder para su comunidad. Es justo eso lo que hay que evitar a toda costa. Que es lo que el PSC pretende, aunque ha cambiado algo sus reivindicaciones tradicionales: no quieren tanto meter catalanes en ministerios sectoriales como copar altos cargos en ministerios transversales (Administraciones Públicas, Presidencia, Economía) con un objetivo que no se recatan en manifestar en público; a saber: que todos ellos defiendan los intereses de Cataluña. Que barran para casa, vamos.

Si el PSOE andaluz pinta algo en el PSOE nacional, que yo creo que sí, su objetivo de los próximos días no sería tirar del brazo de Zapatero en la dirección opuesta a la del PSC, sino defender la autonomía del actual y futuro presidente del Gobierno para designar un Ejecutivo ocupado y preocupado por la cohesión de España, donde los ministros velen por los intereses de los españoles vivan donde vivan y los altos cargos no olviden que van a ser nombrados para ejecutar un programa común socialista, no la suma de los programas de cada taifa.

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