E N este inicio de año, existe una coincidencia general en toda Huelva en que el año 2017 debe ser muy importante para la provincia por la coincidencia de la Capitalidad Gastronómica con el 525 aniversario del Descubrimiento. Las expectativas son altas y se espera que ambos eventos contribuyan a mejorar las pésimas cifras de desempleo que padecemos y nos muestren el camino hacia nuevos nichos de mercado que contribuyan a mejorar nuestra maltrecha economía. Sin embargo, frente a los buenos augurios turísticos y alimenticios existen otros asuntos que amenazan con poner en riesgo el desarrollo provincial tanto desde la perspectiva económica como desde el punto de vista anímico. La situación del Puerto de Huelva con el asunto de Majarabique y los reiterados pisotones que sufre el Recre en su camino de salvación nos obligan a estar vigilantes.

Aunque en un principio se pueda pensar que ambos temas nada tienen que ver, hemos de alertar que sí lo tienen y mucho. Ambas son cuestiones relacionadas con la capacidad de la provincia de crecer, de soltar lastres del pasado, de ganar presencia y relevancia en el panorama andaluz y de expresar su derecho a dejar de estar arrinconada en el borde izquierdo del mapa. Ayer nos desayunábamos con que Concasa-Yilport se plantea seriamente dejar Huelva si el proyecto de Majarabique se frustra. La multinacional no eludía calificativos para expresar su estupefacción ante el torpedeo que desde instancias políticas y empresariales sevillanas se está realizando a una iniciativa legal, lógica y enmarcada dentro del mercado de la libre competencia. Más allá del justo enfado de un inversor que ve peligrar sus intereses, lo que esa denuncia pone de manifiesto es el injusto trato que estamos recibiendo y las inexplicables decisiones que están poniendo en riesgo el futuro de miles de puestos de trabajo que se pueden generar de la mano del desarrollo de los muelles onubenses. A más a más, la imagen un tanto chabacana que traslada esta polémica lastra no solo a Huelva sino a Andalucía como destino de inversiones internacionales de calado.

En el ninguneo a Huelva se une el asunto del Recre, víctima de continuas zancadillas desde la Federación Española de Fútbol que tienen el sello del inefable personaje que ha dejado al Decano en situación casi de derribo. Si el Puerto es el patrimonio económico desde el que Huelva debe edificar su futuro, el Abuelo es el legado sentimental que hace a los onubenses sentirse orgullosos de su historia. El continuo acoso que sufre en pos de su extinción merece una respuesta contundente.

Majarabique y el Recre son dos ejemplos de la necesidad de unidad que Huelva tiene en estos tiempos. Puede parecer que ambos asuntos no tienen semejanzas en absoluto, pero la realidad es que en ambos lo que se ponen en juego es nuestro derecho a ser grandes, crecer y tener vida propia. Y hurtarle a los onubenses esa posibilidad puede tener serias consecuencias.

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