Justicia sorda

Pedro Pacheco ha pagado con una sanción ejemplar su famosa afirmación "la justicia es un cachondeo"

Casi tres años después de ingresar en prisión por enchufar a dos asesores en empresas municipales de Jerez, Pedro Pacheco salió ayer tarde con un permiso penitenciario de tres días. En septiembre de 2014 el Tribunal Supremo aumentó en un año la pena inicial y la severidad con el recluso ha continuado en la cárcel, con la denegación de las salidas que ha ido solicitando el antiguo alcalde jerezano. Tiene condenas por otros dos casos, pero el rigor con Pacheco resulta chocante.

Se representa de antiguo a la Dama de la Justicia, con los ojos vendados. La justicia es ciega, no se fija en las personas, sino en los hechos, dicen. Añado de mi cosecha que también a veces es sorda. En la cuarta acepción que le da a la palabra la Academia: insensible a las súplicas o al dolor ajeno. Depende de quién sea el ajeno, claro está. Pero nunca es muda. Todo lo contrario, es siempre muy elocuente. Los jueces dicen que ellos hablan con sus autos y sus sentencias. Pero igualmente sus actuaciones nos explican muchas cosas.

La reciente sentencia del caso Mercasevilla nos dice que Mercedes Alaya acabó gustándose en exceso a sí misma, jaleada por un grupo de aduladores interesados, alguno de los cuales se sienta en el banco azul del Congreso. No es exagerado inferir que también infló el caso de los eres, porque la propia Audiencia de Sevilla fue eliminando la imputación de decenas de personas, implicadas por la juez porque pasaban por allí. Y porque algunos procesados saldrán absueltos en el juicio. O el caso le vino grande a la magistrada o ella lo hizo desmesurado. Hacer una incriminación generalizada, además de partirle la vida a los interesados, ha tenido otro efecto perverso: ha diluido la responsabilidad de los auténticos responsables. Y, además, omitió abrir la vía del partido: quién en el aparato provincial del PSOE se benefició del clientelismo ejercido en determinadas comarcas sevillanas.

El caso de Pacheco es de traca. ¿Cinco años y medio, con el año de propina del Supremo, por enchufar a dos asesores del partido de manera irregular? ¿En la España de los locos años 2000? Con este baremo, no habría cárceles suficientes en toda la UE para alojar a los españoles culpables de semejantes desafueros. El ex alcalde de Jerez ha pagado con una sanción ejemplar (sorda, muy sorda) su famosa afirmación "la justicia es un cachondeo". Y la ha seguido padeciendo con el rigor penitenciario sobre su persona. Pero la justicia no es venganza. Aunque aquí lo parezca.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios