Cuchillo sin filo

Francisco Correal

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Iliturgi

El Betis jugó dos partidos contra el Atlético el sábado, uno en el Calderón, otro en el teatro de la Maestranza

El Betis jugó el sábado dos partidos contra el Atlético de Madrid. El primero fue su despedida del estadio Vicente Calderón que en sus bodas de oro de despedida y cierre lo recibió como el equipo que disputó y ganó en ese escenario la primera Copa del Rey al Athletic de Bilbao. 25 de junio de 1977, diez días después de las primeras elecciones generales. El otro partido lo jugó en su feudo, a orillas del río Guadalquivir y frente a la torre del Oro. En el teatro de la Maestranza, ese coliseo hecho para la Expo 92 que diseñaron los arquitectos Luis Marín de Terán y Aurelio del Pozo. ¿Un partido de fútbol en un palacio de la ópera? Pues sí señor, allí mismo, donde dirige el tiempo la estatua de Wolfgang Amadeus Mozart que salió del taller de Rolando Campos.

El presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, depositario del legado sentimental de los Ufarte, Gárate y Luis Aragonés que inauguraron el estadio madrileño el mismo año que el eterno rival ganaba la sexta Copa de Europa, la del Madrid yeyé, viajó a Sevilla para participar en la entrega de los premios Forqué y entregar uno de los más importantes galardones a su colega Antonio Pérez. El productor de Solas es un bético recalcitrante, un ilusionista que se creó el cine andaluz cuando la generación Cinexin estaba literalmente jugando al cinexin.

En las estribaciones del último milenio estuvo a punto de derrotar en el Vicente Calderón de los Goya a esa gran potencia llamada Producciones El Deseo de los hermanos Almodóvar con un producto de sueño y bricolaje que concibió en su máster cubano un cineasta de Lebrija llamado Benito Zambrano. Fue la primera piedra del nuevo cine andaluz que ahora ya es una realidad y un fenómeno de tirón internacional. Antonio Pérez llegó al teatro de la Maestranza desde Andújar, donde acababa de enterrar a su madre. Una historia de Almodóvar como colofón para este internacional del Iliturgi, nombre que los romanos le dieron a su localidad natal y se quedó impreso en el equipo de fútbol. Forqué, Forqué, los domingos por el fútbol me abandonas…

A Cerezo sólo le falta producir una Copa de Europa. Ha quedado finalista en tres ocasiones: 1974, 2014 y 2016. El bético Antonio Pérez le ha contagiado el manque pierda.

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