Iberoamérica en la Casa Colón

El concepto de patria se extiende a la supranacional, que para nosotros es Iberoamérica

El Salón de Chimeneas de la Casa Colón proporciona un sabor acogedor a los frecuentes actos que en él se celebran, añadiendo un plus de ambiente grato a los mismos; la distinción decimonónica del edificio, proyectado como hotel para los residentes británicos, se mantiene en este siglo, a prueba de brexit. El viernes pasado fue el escenario de la primera entrega de premios por parte de la Federación de Asociaciones Iberoamericanas de Huelva, que concedió sus galardones nada menos que a una quincena de personas y entidades que, en una u otra forma, han contribuido a tender puentes a través del Atlántico para que se establezca una comunicación fluida entre ambas orillas. La ocasión sirvió también para acreditar la vitalidad de un grupo nutrido de asociaciones onubenses que agrupan a los nacionales de los distintos países. Ellos y los españoles asistentes hicieron visible su empatía en los momentos difíciles, como los que las catástrofes naturales provocan en Perú (hoy también en Colombia) o los que causan los desaciertos políticos en Venezuela, poniendo en grave riesgo su democracia.

Algunos de los premios eran esperados, como el otorgado al Festival de Cine Iberoamericano o al Grupo de Rescate Canino de los bomberos de Huelva. El que recibí "a la interculturalidad", como responsable del Otoño Cultural Iberoamericano (OCIb), me dio la oportunidad de pronunciar unas palabras en las que hablé de la extensión del concepto de patria, desde la patria chica y España, nuestra patria nacional, hasta la patria supranacional, que para nosotros es la iberoamericana.

Recibí otra alegría con la concesión del Premio Iberoamericano "a la literatura" a Alfonso Bilbao, que concibió la idea de realizar una edición bilingüe quechua - español de Platero y yo y coordinó la parte del proyecto desarrollada en Bolivia. En el momento en que parecían insalvables las dificultades, tanto económicas como legales, para hacer realidad el proyecto, el OCIb asumió la responsabilidad de la edición, que se hizo posible gracias a la comprensión de los herederos de Juan Ramón, el apoyo decidido de la Universidad Internacional de Andalucía, la Diputación de Huelva y la Fundación Zenobia-Juan Ramón, con la Fundación Caja Rural del Sur como editora. Ahora que el sueño se convirtió en realidad es justo reconocer cómo una vez más la ilusión y el trabajo compartidos ofrecieron frutos espléndidos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios