Hoy

Le hemos dado todo, hemos cuarteado España para ver si se apaciguaban, y nada de nada

Tenía otro tema que me zumbaba por las meninges para ser publicado hoy, pero ante la magnificencia de la fecha he decidido aplazarlo. ¿Quién puede dejar pasar el día sin hablar de las autonomías y de la andaluza en especial? Hay fechas en el año que condenan al columnista y hoy es una de ellas: el 28-F. Que yo hable contra las autonomías no tiene casi sentido, no es novedoso. Estoy próximo a cumplir los veinte años en esta casa, y encima de esta columna, y desde el primer día, lo dejé claro. Lo que realmente me preocupa es escribir un artículo que al noventa por ciento de la población le importa un pimiento. Son ya casi cuarenta años de existencia de estos virreinatos ruinosos y la ciudadanía pasa de ellos olímpicamente. Fue un monumental e histórico error para contener la sangría vasca y catalana y ya ven los resultados. El café para todos estaba literalmente envenenado con dosis gigantescas de cianuro. Siempre me acuerdo de la historia de Chamberlain y Hitler. El apaciguamiento, o bajada clamorosa de pantalones, nunca termina en buen puerto. El animal alemán estaba enseñando los colmillos y se quería merendar Europa en un par de tardes. Allá que fue el primer ministro británico a sobarle y quitarle la caspa de la chaqueta a ver si la fiera se apaciguaba. Y el muy tontaina del inglés regresó a Londres con un papelito en la mano con la euforia del ignorante y diciendo traigo la paz. Fue cuando alzó la voz Churchill para decirle, más o menos textualmente: "Nos hemos humillado para evitar la guerra y ahora tendremos humillación y guerra".

Cosa similar nos ha pasado a nosotros en España con los secesionistas: le hemos dado todo, hemos cuarteado España para ver si se apaciguaban y nada de nada; ahora tendremos una España cuarteada y devorada por los que se reparten la nación a dentelladas y, encima, una secesión que sólo el cielo puede parar, porque al Gobierno de la señorita Pepis del señor Rajoy no se le ve con las narices necesarias para cumplir y hacer cumplir la Constitución. De la autonomía nuestra, de la "realidad nacional" andaluza, ¿qué decirles que ustedes no sepan? Nada de nada. Como de muestra basta un botón, sólo recordar las masivas manifestaciones en toda Andalucía, en Huelva muy especialmente, contra el ineficaz, carísimo y agónico sistema público de salud. Toda mi vida profesional estuvo entregada a él. Vi el comienzo del derribo, las cargas de profundidad que adosaron a sus paredes, hoy me coge fuera el estallido y el derrumbe. Que el cielo nos proteja.

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