Tal vez confundamos los términos y creamos que los cientos de casos aislados de corrupción protagonizados por cargos públicos del partido que actualmente lidera el Gobierno de la nación son equiparables a esos pequeños deslices que puede cometer cualquiera en sus ámbitos de trabajo o en su vida privada: que es lo mismo llevarse folios del trabajo que participar de la Gürtel, confundiendo con ello la dimensión y el fondo del asunto.

El fondo del asunto es más profundo, no se trata de robar, que también, que tiene narices que nos hayan estado arengando sobre austeridad, sobre falta de liquidez presupuestaria mientras se lo estaban llevando directamente a sus cuentas paradisiacas, que hayamos tenido que soportar cómo repetían mil veces que no había dinero para la Ley de Dependencia, para aumentar la plantilla en colegios y hospitales, para atender a las personas que viven en la calle, para las pensiones, para la investigación… mientras millones de euros volaban a los Alpes.

Los problemas de fondo son: las trampas tan descaradas que las prácticas que se han condenado esta semana suponen para el juego de la democracia. El PP ha ganado las elecciones, sí, pero lo ha hecho dopado, con un presupuesto tan inflado que hacía que los demás partidos compitieran contra él como si fueran equipos de Tercera División contra un equipo de Champions.

Y para mí lo más grave es la consecuencia que todo esto tiene para la ciudadanía, porque quienes han hormonado al PP no lo hacían por altruismo, sino con el propósito claro de que se gobernase y se legislase a favor de ellos, la trama Gürtel puede explicar muchas medidas tomadas por el Gobierno en los últimos años y que pocos comprendían: el impuesto al Sol, radiales inviables, el deterioro premeditado de pensiones, sanidad y educación públicas que abre la puerta a la privatización de cada uno de esos sectores, el boicot a la Memoria Histórica -no se fueran a destapar las conexiones de determinadas empresas con el franquismo e incluso con el nazismo-, el reparto del espectro audiovisual…

Imagino que muchos militantes y votantes del PP están profundamente decepcionados, puede que incluso los votantes y militantes de los partidos que lo mantienen en el gobierno lo estén. La situación no es para menos. Al menos nos queda el consuelo de que la Justicia también ha actuado contra gente muy poderosa, lo hemos echado tantas veces de menos...

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