Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

Gurb, vuelve

Anna Gabriel nos ha dejado la frase antológica del ridículo 'procés': "Somos independentistas sin fronteras"

Aveces es mejor salirse del puchero y ver el cocido desde fuera. Montesquieu inventó la fórmula satírica del relato narrado por un extranjero para criticar al propio país. Fueron sus Cartas persas, que el paisano José Cadalso copió con el título de Cartas marruecas para hacer lo propio con España. Y en 1991, el escritor barcelonés Eduardo Mendoza recurrió a esta perspectiva del absurdo para describir su ciudad en las vísperas de los Juegos Olímpicos, una villa abierta en canal que nos narraba el extraterrestre Gurb, somatizado en humano con el cuerpo de Marta Sánchez. Gurb debería regresar a Barcelona para describirnos todos este gran ridículo.

Porque lo que ocurre en Cataluña es serio, pero es muy ridículo. Gurb podría ser el mismo Puigdemont, yo le he mirado a los ojos y juraría por la Moreneta que este tipo no es de aquí, no ya de lejos de España, sino de más allá de las tierras ibéricas, es como un belga, su peinado es el reflejo del alma. Cuando los independentistas se rajaban la camisa porque Pablo Casado había vaticinado para Puigdemont el mismo final de Companys, cuando los hiperventilados se preparaban para quemar a Manolo Escobar en la gran hoguera pública de la Plaza de Cataluña, a la vez que los payeses bajaban de las montañas con sus ramas de olivo y sus racimos de uva, justo cuando se proponía la canonización de súbito de Trapero y los españolistas comenzaban a enmudecer por hablar la lengua de Cervantes, justo en esos momentos, va Puigdemont y se raja. Ocho segundos ha durado la república catalana, pero aún no sabemos si llegó a ser proclamada. Anna Gabriel, la portavoz de la CUP, nos dejó momentos después una muestra de su decepción y una frase antológica; ontológica, diría: "Somos independentistas sin fronteras".

Las fiestas de pijamas que se celebraron en los colegios electorales del 1-O hubiesen formado parte de este gran cachondeo, si no fuese porque los servicios de inteligencia superaron ese ridículo. Ni el CNI ni el servicio de información de la Guardia Civil detectaron la riada de urnas que cientos de personas organizaron desde Francia para irrigar las tierras catalanas. Zoido y Piolín los imitaron. Rajoy se ha dado cuenta del despropósito, del canguelo que le ha entrado a la burguesía industrial después de tanto alentar el procés y el tipo se parte, como Gila le ha preguntado al enemigo si las balas eran de metal o de goma. Marque en la casilla, sí o no. Gurb, vuelve. Mariano, tómatelo en serio.

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