Granjas

La maternidad subrogada es la forma cursi y taimada de hablar de los vientres de alquiler

El grupo parlamentario de Ciudadanos tiene presentado un proyecto de ley de esos que dan sencillamente pena. Yo tenía a estos señores diputados por más aseaditos y más apañaditos, pero se ve que están inoculados por el virus de la moderna modernidad y no quieren que nadie les gane la partida en eso de ir por delante aunque sea de forma tan lamentable. El antedicho proyecto de ley trata de regular la llamada maternidad subrogada. Vayamos por partes. La maternidad subrogada es la forma cursi y taimada de hablar de los vientres de alquiler. O sea, de pagarle dinero a una mujer para que se embarace durante nueve meses y luego me dé el niño a mí. Me aprovecho de su estado de necesidad y le alquilo el útero durante nueve meses. La segunda cuestión es que este malhadado proyecto es absolutamente innecesario. No puede adquirir rango de ley esta forma de prostitución, esta trata de blancas refinada, este concebir a las mujeres como animales de cría.

No es la primera vez que trato este capital asunto en estas páginas. Espero que sea la última porque este proyecto de ley va a ser tumbado en el Congreso. La razón es que los dos grandes partidos de la izquierda parlamentaria están en contra. En el pasado congreso socialista se condenó sin ambages esta práctica propia de la selva y el otro partido parlamentario de izquierdas también se ha opuesto con una expresión afortunada al llamar a esta actividad "existencia de granjas de mujeres". También en el multiforme movimiento feminista ha surgido una fuerte oposición a este comercio degradante de la condición de mujer. Espero que mi parroquia lectora no se desmaye cuando me ve al unísono con partidos y asociaciones que han sido objeto del dardo de mi palabra en otras ocasiones. Pero nobleza obliga. El tema es demasiado trascendente como para decir no voy porque van fulano y mengano. A mí eso me trae absolutamente sin cuidado. Mi independencia la he demostrado en esta columna durante más de veinte años. A estas alturas de la vida tengo mis convicciones claras y diáfanas. Y como decía el marinero del Conde Arnaldos "yo sólo digo mi canción a quien conmigo va". Si en este trayecto vital estos señores y señoras vienen conmigo, bienvenidos. Si más adelante se salen de mi camino, arriverderci, ciao, y hasta otra. Las batallas hacen extraños amigos de trinchera. En esta lucha contra de las infames granjas de mujeres me han tocado estos compañeros y con ellos voy. Ayer estuve enfrente de ellos en otras contiendas. Mañana, Dios dirá. A Él sólo rindo cuentas.

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