La verdad es plural

Marisa Fernández / Serrat

Feliz año (académico) nuevo

SE conoce por año académico el espacio de tiempo comprendido entre el 1 de septiembre y el 31 de agosto; es decir, los 365 días del año natural contados de otra forma. Es curioso cómo teniendo ambos la misma duración, se conciben y viven de formas tan distintas. Mientras que el año natural se despide con alborozo, y se celebra con fiestas, el fin del año académico nos llena de nostalgias: colofón de las vacaciones, despedida de amigos… y así como en el comienzo de aquél es habitual desearnos todos los parabienes habidos y por haber, a pesar de que todo sigue igual (el mismo horario, las mismas personas, las mismas prácticas…), no solemos hacerlo para el año académico, cuando este año que comienza pasado mañana se vislumbra, para la mayoría de la población, como el verdadero principio de año. Porque se trata, en buena parte de los casos, de inaugurar toda una etapa vital: el ingreso en la guardería del peque o en el instituto de la mayor, el primer año (o el último) de carrera universitaria… Una época que dará cabida a nuevas personas y actividades, y a distintas preocupaciones que alterarán el horario familiar y las rutinas.

Por eso el año que empieza el 1 de septiembre, suele abordarse repleto de propósitos y promesas y colmado de inseguridades. Se estudiará más desde el principio del curso, se comenzará esa necesaria dieta y la asistencia al gimnasio, los niños se acostarán más temprano… Aunque lo que a mi juicio marca este estreno de año son las incertidumbres de todo tipo: ¿Cómo evolucionará la gripe A? ¿Darán resultado los nuevos Planes de Estudio en la Universidad? ¿Mejorarán los resultados académicos por el adelanto del curso?...

Así lo entiende la clase política que incluso habla de inicio de curso político y ya tiene sus planes para el mismo. El gobierno prepara unos presupuestos austeros y congelación de subidas salariales para los funcionarios (nada original, por cierto, todos los gobiernos anteriores lo han hecho). Hay quien llega más lejos (los del PP en Valencia) y pretende celebrar este inicio de año, como si tuviesen mucho que festejar.

En fin, que el año natural y el académico tienen sus coincidencias, pero en el primero tiene lugar un hecho maravilloso del que carece el segundo. El año académico no viene acompañado de unos buenos y, sobre todo, Magos Reyes, porque en Huelva le escribiríamos una extensísima carta bajo promesa de ser buenos vecinos. Queridos Reyes Magos: Por favor, queremos comprar, de una vez, en el nuevo Mercado del Carmen; anhelamos pasear, desde hace años, por el prometido bulevar de la plaza Doce de Octubre; y que no nos tomen el pelo los de Nilefos; y que se acaben las obras en las calles; y que disminuya el número de parados y que…

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