Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

Facebook no sabe quién soy

Las redes sociales valen para lo que sirven, pero no son medios profesionales ni sus autores son periodistas

Ya sé que les extrañará viniendo de un experto en redes sociales como un servidor, pero apenas llevo un año en ese universo hipnóticamente prescindible del Facebook y Twitter. Lo digo porque ayer me desperté con un vídeo, cortesía del primero de ellos, en el que se resumía el último año de mi vida. Señor Zuckerberg, no tiene usted ni pajolera idea de quién es un servidor; vamos, que lo conozco yo más a usted y, al menos por la cantidad de neurosis que la televisión le dibuja, no me tomaría con usted un café ni de coña.

Seamos claros, no todo es tan malo. La verdad es que la dosis de cotillería es mucho más sofisticada. Te enteras de la última mierdecilla que le ha pasado al famosete de turno, de las agrias polémicas que se mantienen por las cosas más absurdas que uno tiene la oportunidad de imaginar y que hasta hace un año no conocía, o se tira un ratillo por la mañana para saber de asuntos que no le interesan lo más mínimo. Me costó subirme a ellas; siempre había pensado que Twitter era un instrumento eficaz para felicitar al gato y como no comparto mi vida con felino alguno, pues me resistí a caer en sus redes. La cosa es que terminé profesionalmente sumergido en ellas pero ni he colgado, ni voy a hacer de mi vida privada algo accesible al común de los mortales, así que a esas almas pérfidas que disfrutan y se ponen con amenazas de hacer públicas fotos marranas de sus víctimas, conmigo van a pasar hambre.

También me ha servido para darme cuenta de una cosa. Facebook y Twitter no son medios de comunicación profesionales y quienes en ellos escriben no son periodistas por más ínfulas que se las den algunos de sus autores. Para mí, escribir este artículo y todos los que he hecho y haré en este periódico, no es un juego por mucho que me guste. Es algo muy serio. En Estados Unidos se han incrementado las suscripciones de los periódicos de papel y aquí, con retraso como casi siempre, terminarán haciéndolo. Al abrir la puerta de las redes sociales, se han colado patanes de medio pelo, frikis que amenazan con holocaustos (textual), insultadores amateurs y sobre todo una cantidad de mediocres que no nos merecemos. Jamás le dejaría reparar los frenos de mi coche al vecino de abajo por muy bien que me caiga, ni le confiaría una solución de mi dolencia a ese señor tan amable que me cruzo todos los días en la escalera. Sigan felicitando a su gato, diviértanse con chismes y déjennos a nosotros las cosas serias, ¿vale?

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