EN un banner electoral del PSOE ha aparecido un error ortográfico que ha sido detectado casi por casualidad. "Elije (sic) el camino hacia tus derechos", dice esa publicidad en tuenti, poniendo una jota donde debería haber una ge. Mucha gente creerá que confundir la forma correcta "elige" con la incorrecta "elije" es una equivocación intrascendente, pero yo no lo creo así. Ese cartel ha tenido que pasar por varios filtros, primero por la agencia publicitaria, después por los diseñadores, y en último lugar por los propios responsables políticos del partido que pagaba la publicidad. Y lo preocupante es que ninguno de ellos se ha dado cuenta de esa falta de ortografía. Es cierto que se trata de un error que se presta a confusión (la primera persona del singular es "yo elijo", mientras que la tercera es "él elige", igual que el imperativo). Pero alguien debería haber detectado esa falta de ortografía. Se supone que publicistas y políticos son personas medianamente cultas. Y si ellas no son capaces de detectar esas faltas, vale más no imaginarse cómo será la ortografía de personas con una formación mucho más precaria.

Lo peor del caso es que ese error ortográfico -que podría haber cometido cualquier otro partido- se produce en una campaña electoral en la que no ha aparecido para nada el tema de la Educación, a no ser en su vertiente económica. Los candidatos repiten que no harán recortes educativos, pero ninguno se plantea si convendría cambiar el modelo o someterlo a un examen a fondo. Se nos dice que tenemos la generación de jóvenes más preparada de la historia, y en algunos aspectos sí que lo es, pero esta generación presenta unas carencias incuestionables en el uso del lenguaje y en la capacidad expresiva. En 1997 se dictaminó que las faltas de ortografía ya no se valorarían de forma determinante en la Selectividad, y desde entonces las pruebas se han hecho mucho más permisivas. Cualquier alumno puede llegar a la Universidad con un uso renqueante de la ortografía y la sintaxis y sin entender bien un texto con un mínimo de complejidad. Y el resultado es un caos expresivo que reproduce también un formidable caos intelectual.

Esa mala formación no es culpa de los alumnos, sino de un sistema mal planteado que se funda en el paternalismo y en la condescendencia, y que obliga a los alumnos a estudiar materias estúpidas al tiempo que se olvida de lo esencial, que es el buen manejo del lenguaje oral y escrito y una excelente comprensión lectora. Y así nos va a todos. "Elije (sic) el camino hacia tus derechos" es uno de esos pudibundos eufemismos que intentan camuflar la realidad. Si lo tradujéramos al lenguaje real, esa frase significaría: "Vamos directos al fracaso". O mejor dicho, ya vivimos en él.

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