Dudas sirias

Queda por dilucidar el asunto nada menor de si el bombardeo químico es de verdad imputable a Al Assad

Tras el bombardeo norteamericano de la base desde la que supuestamente partió el avión causante del ataque químico sobre Jan Sheijún, un analista de la CNN, cadena izquierdosa que se ha distinguido por sus despiadados ataques a Trump, ha llegado a afirmar que ahora sí es cuando éste se ha convertido por fin en presidente. Esta reacción favorable es también la de los gobiernos occidentales, y ello a pesar de que los misiles se lanzaron sin consulta previa a la OTAN. Aunque no dudemos de las intenciones justicieras de Donald Trump y de sus asesores, seguramente tan conmovidos por las escenas de la matanza como cualquier otra persona decente, permítasenos suponer que en una decisión así intervienen motivaciones variadas y que quizá no todas las lágrimas humanitarias son igualmente sinceras. Hay que medir, y se habrán medido, los efectos sobre la aceptación interior y la popularidad presidencial de ese gesto de autoridad que, como Trump ha proclamado, Obama nunca se atrevió a hacer ante Putin y que éste se ha tragado sin apenas pestañear. Se habrá medido también el impacto disuasorio de esa contundencia sobre escenarios tan alejados del bombardeo como el endiablado triángulo para la paz mundial que hoy y siempre han formado China, Corea y Japón. En todo caso, parece claro que lo grueso del mensaje reside en que Estados Unidos no parece dispuesto a consentir una solución militar a la guerra siria ahora que las cosas se han puesto favorables para el bando gubernamental. Y eso puede ser bueno, si alumbra una negociación auténtica, o muy malo, si genera un enquistamiento que prolongue la guerra o aboque a la división del país que muchos ansían.

Queda por dilucidar el asunto nada menor de si el bombardeo químico es verdaderamente imputable a Al Assad y, en ese caso, qué sentido tiene en este momento del conflicto. Porque hasta ahora, quien esto escribe no ha oído ni leído una sola explicación mínimamente convincente, más allá de la indudable naturaleza criminal del régimen -criminal sí, pero no estúpida-. El problema está en que Rusia y Siria lo niegan rotundamente, en que en esta guerra no existe un bueno al que nos gustaría creer, y en que los servicios de Inteligencia y los medios de comunicación han demostrado a menudo que no son objetivos ni fiables. Demasiadas dudas. Pero Trump debe ser de aquellos que dudan de sus dudas y actúan.

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