E style="text-transform:uppercase">ncontrarse en la calle o en cualquier lugar con Alberto Casas Rodríguez es siempre un placer porque, además de asombrarte gratamente con una genialidad de las suyas o cualquier original y sabia agudeza, te puede sorprender regalándote el último de sus libros. En este caso ha sido un anticipado regalo de Reyes. A él quiero referirme hoy. Se trata de Don Quijote: El último caballero andante, que viene a ser como una más intensa dedicación al texto universal y a su autor cuando acaba de cumplirse el 400 aniversario de su muerte, celebrado el año que hace unos días se nos fue, del que ya se ocupó en sus libros Miguel de Cervantes: La ciencia de los marineros y el arte de navegar (1990) -que Alberto es avezado conocedor de las cosas de la mar- y en Don Quijote, parada y fonda, del que aquí escribí en julio de 2015, que es un texto sencillo, pequeño, breve pero imbuido de ese ingenio personal, de esa lucidez, de ese fino y agudo sentido del humor de su autor.

La publicación que ahora recensionamos en la brevedad de esta columna es un inteligente y bien documentado testimonio de esos copiosos, minuciosos y constantes estudios que Alberto Casas ha emprendido a través de críticas, juicios y criterios de una infinidad de cervantistas y otros autores entre "las variadas y múltiples glosas que nos muestran a un Quijote que péndula desde los neoclásicos (la cuestión de la verosimilitud) a los románticos, o desde el perspectivismo (Ortega y Gasset: Meditaciones del Quijote) al existencialismo" y otras consideraciones, algunas de carácter alegórico y satírico, con las que muchos juzgan la obra cervantina.

Inspirándose en el inicio del texto original que menciona la parca pitanza del ingenioso hidalgo o "al buen yantar", también apreciado, entre otras citas no menos enjundiosas, el autor emprende todo un itinerario gastronómico ilustrado sugerentemente con innumerables referencias, incluso de tiempos pretéritos y de raigambre histórica y de las más diversas ubicaciones geográficas, amén de innumerables citas, revelaciones y precedentes de prodigiosa erudición y de inagotable consulta bibliográfica.

Esta última publicación de Alberto Casas de tan jugosa y placentera lectura, posee como todo cuanto ha publicado hasta ahora, esa expresión garbosa, identificada ingeniosamente con el verbo cervantino sin perder su transcripción más actual. Vida y obra de Miguel de Cervantes pero esencialmente el Quijote, conjugan un discurso seductor por su apasionante y su vigorosa pretensión "rastreando los vínculos que puedan haber, e indudablemente los hay -asegura el autor- entre las andanzas de Alonso Quijano el Bueno y las condiciones históricas que reinaban en España y en Europa" y una cita en año gastronómico choquero, en verso de Lope de Vega: "Jamón presunto de español marrano/ de la Sierra famosa de Aracena/ donde huyó del mundo Arias Montano".

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