Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

Dios les salve

Los ingleses saben de sobra que no están en guerra contra una religión; los asesinos del IRA eran furibundos católicos

Fue hace treinta años. Mi hermano y yo comenzamos a pasar nuestras vacaciones en Inglaterra. Íbamos de campamento en campamento durante un mes y al final del mismo nos reservábamos dos o tres días en Londres para nosotros. Ahorrábamos durante todo el año para aquellas semanas que nos permitieron hacer amigos a los que todavía no he olvidado. Tenía poco más de 20 años y fue mi primera excursión fuera de lo que hoy se llama la zona de confort. Me llamó la atención la increíble variedad de razas, colores, olores y vestidos con los que me juntaba por una calle en el que el único que torcía la cabeza era yo. También traté a auténticos cockney, londinenses de toda la vida a quienes no podía escuchar sin reírme. Descubrí que el inglés era un modo de vida, más allá de esos humanoides que se devoran pizzas y hamburguesas y beben cantidades ingentes de cerveza acompañadas de gritos guturales en nuestras costas.

Conocí cosas que detesto. Un sistema de clases ridículo que todavía hoy sobrevive, que hace discriminar a los suyos simplemente por su acento y ese sentido del orgullo estúpido que les hace estar ciegos ante lo que los rodea. Con el Brexit lo van a conocer. El aforismo niebla en el Canal, el continente está aislado se les ha escurrido entre los dedos y con el paso del tiempo se darán cuenta de que los aislados son ellos y me temo que será tarde. Después de los dos años que pasé en el Campo de Gibraltar, cada vez que miraba la Roca, me mostraba más convencido que lo que les impulsa a mantener ese pedazo de tierra que les da más dolores de cabeza que beneficios, es ese orgullo. Esos viajes de juventud, me llevaron también a conocer Birmingham -caprichos de la actualidad- una de las ciudades más feas que conozco y con la gente más amable, de esa que te ve mirando un mapa y te pregunta si te puede ayudar.

Por eso creo que, como han hecho antes, saldrán adelante. Son testarudos como pocos y a pesar de que echo de menos ese Londres canalla que conocí entonces, estoy convencido de que seguirán con su vida con el mismo sentido del humor de siempre. Nadie se ríe como un inglés, especialmente de sí mismos. Es una forma de encarar las dificultades de la existencia de un modo peculiar, el mismo que me encontré cuando era más joven que ahora. La historia ha demostrado que pocas dificultades pueden con ellos, sencillamente porque están seguros de hacerlo. No les diré que esto no es una guerra de religiones. Lo saben de sobra. Al fin y al cabo, el IRA era profundamente católico. Más que a Lilibeth, Dios salve a los ingleses. Y lo hará, pueden apostar.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios