Siempre la marcha de un amigo que por imposiciones profesionales se tiene que trasladar de Huelva, constituye para todos un vivo sentimiento de pesar después de años de convivencia, de amistad y de trabajo.

Desde pequeño he oído una frase que se hizo popular entre nosotros. Se refería a los funcionarios que eran enviados obligatoriamente a este rincón de nuestra Andalucía. Afirmaba que a Huelva se venía llorando y se marchaba llorando. Lo de la partida, lo puedo afirmar porque lo he visto en multitud de ocasiones.

Y la afirmación de ello es que el carácter hospitalario de nuestra ciudad, el trato de los onubenses, las bellezas y tradiciones de nuestras costumbre y el encanto de nuestras playas, Sierra, Condado, se meten en el alma y dejan huellas en el corazón.

Viene todo esto a que la semana próxima cumple su misión profesional, militar en Huelva, el actual subdelegado de Defensa Juan Francisco Feal, coronel de Infantería de Marina que durante unos años ha sido más que un amigo, un onubense más incardinado en esta tierra con todo lo que en ella hay.

Juan Feal ha cumplido con profesionalidad y a la perfección su cargo militar, pero a la vez, en compañía de Dada, su encantadora esposa, abrió caminos de proximidad con todos nosotros de forma afable, atenta y muy del estilo de quienes llevan el uniforme blanco y se identifican con ciudades marineras como la nuestra. He tenido la alegría y también el honor de haber compartido con Juan muchas jornadas de amistad llenas de sabor de Huelva. Siempre estuvo presente en representación de sus funciones en cuanto significaba algo especial. Por él Huelva ha vivido actos emocionantes de un alto valor patriótico en honor de las Fuerzas Armadas, su corazón noble se llenó de las maravillas de nuestro Rocío, de nuestras Fiestas Colombinas, de nuestro Recre, de los días Patronales, de tantas reuniones donde su presencia contribuyó a engrandecer las propias celebraciones.

El día 28, Juan Feal pasa a la Reserva y su inmediato destino de hogar es Jerez. Quienes hemos gozado de la amistad de este matrimonio lleno de nobleza y de amor a Huelva, vamos a sentir un hondo vacío con su marcha.

Juan, no te lo voy a cantar, pero sí a recordar, no olvides la letra de aquel fandango que Paco Isidro cantaba como nadie. Ella te lo dirá todo siempre.

Que la Virgen de la Cinta os acompañe y deje en vuestros corazones grabados el cariño que los amigos de Huelva os ofrecieron con lealtad y entrega choquera.

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