Las presentaciones de los libros de Bernardo Romero, y he participado en alguna de ellas, manifiestan el nivel de predicamento que goza. Tiene una gran cohorte de admiradores y seguidores, esencialmente amigos, su hueste más fiel, que no falta en estas citas. Se pudo comprobar con motivo de la publicación de su última creación: Tres cuentos y una historia de desamor, primero en San Juan del Puerto, donde cuenta con una entrañable simpatía, y después en Huelva, en la sorprendente galería 13 Dadá Trouch Gallery, en Berdigón, 3, un nuevo y prometedor domicilio para la cultura, donde caben todas las posibilidades del happening, la performance o el más inesperado e increíble acontecimiento.

Así ocurrió en esta presentación donde, además, se leyeron nueve relatos de cien palabras justas, que, con muchos más, de reducido formato, se darán a la imprenta en la próxima primavera para publicarse en un ejemplar de bolsillo, un book pocket, para llevar y leer en cualquier momento y lugar. Prosigue así el autor su larga ejecutoria literaria en la que ha cultivado todos los géneros. Incluso los más diversos, insólitos e imprevisibles en algunos casos, como la redacción de discursos institucionales, guías turísticas, folletos publicitarios, manuales de instrucciones, tebeos y algo tan inusual en el mundo de las letras como el arte culinario, del que Bernardo es un consumado maestro.

En sus más destacadas creaciones siempre ha dejado acrisolada huella de su imaginación, inteligencia, agudo sentido del humor, ingenio, sutil ironía, fluidez en la narración y los diálogos y una fidelidad vertebral por los temas y problemas de su tiempo y de su espacio, desde la impagable Veintitantos onubenses inexistentes, allá por los noventa, pasando por La vida fácil (2013) y Santos, asesino en serie (2015), hasta estos Tres cuentos y una historia de desamor, hemos podido comprobar que Bernardo Romero es un gratificante narrador, un exuberante e ingenioso comunicador capaz de "hacernos más llevadera esta tragicomedia que es la propia vida, y la ajena", como muy bien escribe en el prólogo su aguerrido editor, José Rafael Pérez Fuentes.

El primero de los cuentos, La montaña blanca, es un inmisericorde alegato de ese oprobio que viene sufriendo Huelva de la contaminación y cuya bandera reivindicativa nunca han tremolado con firme convicción los onubenses. El segundo Coda final, primer premio del XIX Certamen Villa de Colindres, es una delicia narrativa incardinada plenamente en la personalidad del autor. El tercero Cien malditos años, complace por igual a los que amamos la literatura y el fútbol. Y por fin Carta de desamor o el Arte de la Esgrima, género epistolar, una disyuntiva entre el amor y la amistad. Un libro que es el más asequible regalo en este tiempo de amables presentes y felicitaciones. ¡Feliz Año Nuevo!

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