Por más que observo, leo y pregunto, no alcanzó a señalar ninguna causa objetiva que justifique la independencia de Cataluña. No hay expolio fiscal ni persecución cultural de un pueblo, justo lo contrario: es el español el que ha sido aislado para compensar la represión del pasado. Hay malestar, desafección, incomodidad, pero eso no cabe dentro de la objetividad, hay que considerarlas, pero no son concluyentes. Hay una parte importante del pueblo catalán que no se siente español, se considera nación y se identifica con sus tópicos más que con los nuestros, que por cierto son muy poco sugerentes. Pero como explicaría el viejo Marx, una tremenda crisis económica y financiera desató todas las contradicciones. 2007 provocó una crisis de partido (Podemos y Ciudadanos), una institucional (abdicación de un rey) y otra territorial (deriva independentista catalana). Sin la Gran Recesión no se habrían desatado las fuerzas populistas contra el enemigo creado: la casta y, en el caso catalán, España. He oído estos días: como no hemos podido cambiar a Espanya, como sigue siendo la soberbia de siempre, preferimos irnos. A mí tampoco me gusta en ocasiones, pero eso no constituye una razón política. Y en esa melé andamos: Podemos, ERC, la CUP, Bildu... Sólo hay uno que se quiere apartar ya: PDeCAT. Dadle una razón.

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