Políticamente incorrecto

Francisco / revuelta

Conferencias o mítines

El alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, participó ayer en el Foro Joly y no difirió de otros políticos, en cuanto al esquema de su intervención. Comenzó aludiendo a la necesidad de un desarrollo sostenible en las ciudades, lo cual no es nada novedoso, pero va bien como inicio de una conferencia. Sin embargo, a partir de ahí el contenido se fue modificando y acercando a lo propio de un mitin hasta convertirse en eso; si bien, dada la ocasión, con vehemencia contenida a nivel de gestos y de entonaciones de voz. Como si no pudiera evitarlo, se repitió y volvió a echar mano de una colección de eslóganes ensalzadores de la ciudad como que Huelva es la capital de El Rocío, del descubrimiento de América, etc… Por otro lado, se dedicó a pintar de rosa el futuro, sin olvidarse de referencias históricas, algunas curiosas, como la de Isabel la Católica y las comunicaciones; y, por otro, dio sus toques emotivos al perfilar el rol que debía desempeñar el político en la actualidad que, según él, tendría que ser el equivalente al del sacerdote de otros tiempos; sin resistirse al empleo de frases grandilocuentes, como cuando explicaba la situación del Recreativo: "La historia no se vende ni se compra". Hubo más cosas que no se extenderán aquí, como su opinión sobre las autonomías, el onubensismo…, aparte de su vacilación y muestras de inseguridad cuando le preguntaron sobre el pase del concejal de Empleo, Juan Carlos Adame, a una empresa privada premiada por su departamento este mismo año.

No sé si es pura coincidencia, en mi caso particular, o es que realmente no hay otra opción, pero cada vez que he asistido a una conferencia de un político, al salir tengo la impresión de que no ha sido eso lo que he presenciado sino, más bien, un mitin o, en el mejor de los casos, una mezcla de ambos, con más características, habitualmente, de lo último. Por tanto, parece que lo recomendable, para evitar decepciones, es acercarse a tales actos con la idea de que se va a algo que no es lo que se ha anunciado. Esa falta de encaje entre lo que se presuponía que se iba a escuchar y lo que al final te transmiten te deja de manera similar a la sensación que te sobreviene cuando deseas comer algo sólido y lo que te dan es un cuenco con palomitas de maíz. Una conferencia de un político no puede ser ni la lectura de una especie de folleto turístico ni el relato de un guía a visitantes ni un discurso para correligionarios. Deberían saber que abandonando esas prácticas ganan en credibilidad.

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