En el Centro Penitenciario

Los frutos del curso de hostelería del programa 'Reincorpora' son dignos de profesionales de alto nivel

Cuando hablamos del Centro de Huelva todos pensamos en el conjunto de calles peatonales que es el lugar de encuentro entre los habitantes de la ciudad y los que la visitan, así como de compras en establecimientos locales que compiten duramente con los grandes centros comerciales y de ocio, en los que las multinacionales traducen a sus balances los afanes consumistas y de evasión de la población.

El viernes pasado conocí otro Centro de Huelva bien diferente, el Penitenciario. Con la Fundación Valdocco, la Obra Social La Caixa y un grupo de empresas onubenses, asistimos a la clausura de un curso del programa Reincorpora. Lo primero que impresiona a la llegada al Centro, una vez salvadas las medidas de control, son sus amplios espacios abiertos, como indican sus 80.000 metros cuadrados construidos en una parcela de 350.000. Las cuidadas zonas verdes y los muros blancos decorados con grafitis que reproducen obras de arte, entre ellos los frescos de La Rábida de Vázquez Díaz, contribuyen a una imagen de limpieza y orden en esta auténtica ciudad, dotada de un conjunto de servicios que, por una de esas contradicciones flagrantes de nuestra sociedad, no poseen la mayoría de los barrios de procedencia de los 1.300 penados que la habitan temporalmente. Evidentemente, en poco más de dos horas no puede uno forjarse una opinión fundamentada sobre el conjunto de la población reclusa y cómo el Centro contribuye a su reeducación, reinserción y preparación para la vuelta a la libertad. Pero, si sirve como botón de muestra, los frutos del curso de hostelería del programa Reincorpora son excelentes, desde el punto de vista de los resultados gastronómicos, de los que pudimos disfrutar, y por la actuación de los quince alumnos, digna de profesionales de la hostelería de alto nivel. Esta impresión, que dice mucho de la calidad y dedicación de los monitores y educadores que los forman, se vio reforzada por el testimonio de los empresarios donde habían realizado las prácticas. Según las estadísticas que Valdocco y La Caixa suministran, tres de cada cuatro de estos alumnos conseguirán un puesto de trabajo. Es un rayo de esperanza que ofrece una segunda oportunidad a personas que, en muchas ocasiones, delinquieron porque la vida solo les había ofrecido alternativas peligrosas. El reto es ahora que este tipo de programas se extienda y se multipliquen sus efectos beneficiosos.

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