El día de Año Nuevo nos sentimos en pleno corazón de un periodo festivo, entre la Navidad y los Reyes Magos. Las ocupaciones escolares y laborales (no para todos) y otras preocupaciones importantes, como las políticas y las futbolísticas, parece que exigen menos atención y esta, en cambio, se centra en asuntos gastronómicos, en celebraciones familiares o multitudinarias y en compras bastante compulsivas, con base en tradiciones religiosas convertidas hoy en simple pretexto y cuyo impulso alimenta la ola de consumismo a la que prácticamente nadie se sustrae. Otro signo de los tiempos es que la actividad en las redes sociales se multiplica y es fácil que nos encontremos con centenares de mensajes de amigos y conocidos que nos desean lo mejor, vídeos llenos de símbolos navideños, canciones dulces, fuegos artificiales…

Al abrir Facebook, como millones de personas, he encontrado una felicitación del sistema, que me desea "risas, amistades y conexiones realmente valiosas" (¿no estaría mejor decir "virtualmente valiosas"?). También, como siempre, me incita a expresar lo que pasa por mi interior: "¿Qué estás pensando?" Esto lo considero una especie de intento de penetrar en mi intimidad y suelo hacer caso omiso. Sin embargo, en esta ocasión he querido manifestarme y, dado que estamos en época de regalos, he escrito el siguiente mensaje dirigido al colectivo con el que conecto en esta red social: "Acércate a tu librería (si no la tienes, adóptala) y regala libros en Reyes. Te recordarán gratamente." Alguna persona del gremio de los libreros me ha dado las gracias, pero estoy seguro de que el beneficio mayor, en caso de ser escuchado el consejo, es para el potencial lector.

Complemento ahora la recomendación, como he hecho en otras ocasiones, sobre todo en verano -otra época propicia a la lectura- con una propuesta de obsequio enfocada a un grupo concreto de libros: las ediciones conmemorativas de obras de escritores iberoamericanos que edita la RAE con Alfaguara. Algunos están agotados, pero aún pueden encontrarse títulos muy señalados de Borges, Cela, Roa Bastos o Rubén Darío, magníficamente editados, acompañados de excelentes estudios y con un precio casi simbólico. Y ya que de la Real Academia hablamos, déjenme desearles un muy feliz año nuevo, así, con minúsculas, que las mayúsculas se reservan solamente para el primer día del año, según la docta institución.

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