El aire trae rumores de un Carmelo andaluz. La brisa, por Punta Umbría son caricias marineras en un altar de olas para la Virgen del Carmen. Todo en la costa es amor a María bajo esta advocación tan nuestra.

Carmen viene de Carmelo, Carmelo viene de Karmel que significa jardín. Para los devotos de la Virgen, patrona de los marineros, ese jardín es la mar llena de esperanzas, de vida, de trabajos y también de dolores.

Hace sesenta y un años, si no me salen mal las cuentas, que Punta Umbría se convirtió en parroquia. Fue a los dos años de llegar a Huelva su primer obispo, don Pedro Cantero. Con el primer párroco, José Limón, comenzaba una nueva etapa religiosa para este pueblo, que ya muchos años antes, a principios del siglo XX, había iniciado aquel sacerdote inolvidable que fue don Alejandro Cano, introductor de la devoción y procesión a la Virgen en nuestro pueblo playero.

Nunca olvidaré el primer pregón del Carmen que se dio en Punta Umbría y cuyo honor me concedió la Hermandad de la Virgen, hace más de medio siglo. Hablar del Carmen en Punta Umbría, refrescar en la mente la propia historia de este lugar encantador que goza de nuestras predilecciones. Para los puntaumbrieños el amor de su pueblo a la Virgen del Carmen es como ofrecer un escapulario vivo para quienes viven, sueñan y trabajan en la mar.

Ya es historia lejana de más de cien años cuando Antonio Mazo, el marido de Rosario Toscano, adornaba de palmas la traíña donde la imagen carmelitana procesionaba por la ría, ante la mirada curiosa y afectiva de aquellos ingleses que en verano residían en los arenales de la playa en sus típicos bungalow.

Después, muchos nombres de devotos del lugar que son luces que alumbran la devoción a la Virgen, como Juanito Coronel, doña Paula, doña Aurora, Pascasio, Pepe Figueroa, y onubenses que dieron generosa ayuda y hasta el nombre a la capilla, que con la advocación de Lourdes, sustituyó a la que fue la primera parroquia con el título de Nuestra Señora del Carmen, como fue Teresa Oliveira.

La devoción a la Virgen del Carmen data en el mundo desde 1251 en el amor de Simón Stock que le dedicó dos piropos que ya son eternos: Flor del Carmelo y Estrella de Mar.

Hoy día Punta Umbría es otra, pero la devoción del pueblo, los trabajos de la Hermandad del Carmen y los desvelos de la parroquia, forman un ramillete de devoción tan inmenso como el mar y tan fuerte como sus olas.

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