Desde el fénix

José Ramón Del Río

El Barómetro

DE siempre me han gustado las encuestas, aunque algunos las acusen de falta de fiabilidad. Yo las tengo por veraces, porque adelantan lo que va a ocurrir, como demuestran las que se realizan con ocasión de las consultas electorales, que, últimamente, "clavan" los resultados. Otra cosa distinta son las estadísticas, porque éstas lo que hacen es dividir el artículo o producto entre el número de sus consumidores o usuarios, con lo que ocurre, por ejemplo, que si el número de pollos consumidos o de vehículos vendidos coincide con los consumidores o compradores, en el mundo real mientras uno se come dos pollos o tiene dos coches, el otro, ninguno.

Este periódico viene realizando interesantes encuestas sobre temas de la realidad andaluza, bajo el título de Barómetro Joly. Eso de llamarle barómetro en lugar de termómetro es una buena idea, porque lo que hace un barómetro es medir la presión atmosférica y esta no provoca malestar en las gentes. El termómetro, por el contrario, es un presagio de algo malo, porque se usa para constatar la existencia de la fiebre o para mostrar el calor que padecemos en el verano. El último Barómetro del Grupo Joly se refiere a la situación económica y hay que agradecer al que redactó los titulares de la noticia el enfoque optimista de los datos, rotulando "recuperación", "señales de brotes verdes", etc. Luego el texto es menos optimista, porque dos tercios de los encuestados consideran la situación o "bastante mala", o "muy mala". Lo que ocurre es que en febrero pasado eran casi tres cuartas partes los de la misma opinión. El sondeo se completa con lo que la gente cree que va a ocurrir y la conclusión es que la mayoría piensa que las cosas irán aun peor de los que están. Por ello, si queremos ser optimistas en cuanto al futuro, tendremos que recurrir al viejo dicho de "para profeta, Dios" y considerar que la previsión de esa mayoría está equivocada.

De todo los negros datos que, caritativamente, pretenden blanquear los titulares de la información, hay, sin embargo, uno que ya es blanco de por sí. Es aquel que se refiere al nivel de satisfacción con la vida en la región y al que contestan casi el 75 % de los encuestados, declarándose "muy" o "bastante" satisfechos. Hay que entender que los andaluces estamos contentos o muy contentos por vivir donde vivimos. Pierde así fuerza el tópico de que a los andaluces lo que nos gusta es divertirnos y trabajar lo menos posible y que si somos alegres es por haber conseguido ambas cosas. Este barómetro nos demuestra que si estamos satisfechos y alegres no es por nuestras ganas de diversión y rechazo del trabajo, sino, sencillamente, porque estamos contentos de vivir donde vivimos.

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