LA pregunta que más se hicieron ayer los aficionados del Recre fue la anteriormente mencionada: "Y ese, ¿quién es?". Hubo algunos que, incluso, hasta se lo preguntaron dándole un mayor énfasis a la frase colocando un archiconocido bisílabo de reminiscencias femeninas.

Puede que ahí radicara el primer acierto del Recre. No en darle mayor énfasis a la pregunta, sino en la operación que gestionó el club de fútbol más antiguo de España, se supone que en apenas tres o cuatro horas vertiginosas. Porque con esa frase comenzaron siempre las aventuras y desventuras de otros muchos entrenadores que, en el devenir del tiempo, dieron lustre y esplendor a este pobre equipo de fútbol español. Como recíprocamente estos mismos entrenadores se colocaron en la primera línea del mapa laboral futbolístico.

Navalmoral de la Mata, Dos Hermanas y Gijón fueron localidades más conocidas para los aficionados albiazules cuando este Recreativo de culpas y pecados se fijó en como trabajaban sus equipos y arriesgaron con unos entrenadores que, como ahora ocurre, a más de uno le suscitó esa frase que da título a este comentario.

No tengo ni idea como va a terminar esto. Pero al menos, si tiramos de la estadística tenemos que en este pobre equipo de fútbol no suelen funcionar los entrenadores con nombres que suelen llegar, la mayoría de ellos, con buenas intenciones y con el juego de ataque por bandera en las ruedas de prensa, pero sólo en las ruedas de prensa.

En cambio, qué curioso, sí suelen conectar esos otros entrenadores con menos nombre y que siempre, digo siempre, suscita esa frase de "...y ese, ¿quien es?", con o sin bisílabo.