No hay marcha atrás. Nos encontramos en el último día del 2017. Se va orgulloso y cínico, sabiendo que, por una u otra razón, será recordado. Como cada año, ya llevamos algunos días oyendo resúmenes y balances sobre el mismo que, solamente sirven para comprobar que la realidad no es la misma para todos y que cualquier hecho es interpretable. A veces, se presenta un cúmulo de versiones tan opuestas que llega a ser hasta divertido.

En todos los análisis difundidos sobre el año que sale, son muy curiosos los realizados por los partidos políticos que, siguiendo con la tradición, se empeñan en subrayar sus éxitos. Este fin de año, como si fueran conscientes de que son pocos los que los atienden y dejándose llevar por la emoción, se han pasado en fantasías. Así, el PSOE, mayoritario en el Parlamento andaluz, destaca del año las leyes que han propuesto para mejorar la vida de los ciudadanos (Ley de Memoria Histórica, Ley de Participación Ciudadana…), pero ¿no parece algo utópico pensar que disponer de una base legislativa pueda ser la solución a los problemas? Por su parte, los del PP, y para no ser menos, también le hacen guiños al año recordando, por enésima vez, lo "comprensivo" que ha sido el Gobierno central con nuestra provincia: poniendo en marcha la variante en la N-435, la estación de trenes, las reformas en la vía férrea... Lástima que la agitación navideña nuble la memoria y no recuerden que ninguna está finalizada y que son promesas hechas hace entre 10 y 20 años.

Algo parecido ocurre cuando los empresarios y los trabajadores analizan el empleo onubense (situado entre los salarios más bajos de España). Los primeros cuentan solamente el número de ocupados sin calificar la durabilidad, sueldo o calidad del trabajo. Al mismo tiempo, los trabajadores ponen el acento en la precariedad y temporalidad del mismo. Los empresarios del sector de los frutos rojos se quejan que no se cubra la oferta de empleo en Huelva, pero los trabajadores se lamentan que no se les ocurre mejorar las condiciones laborales y los jefes prefieran contratar en origen.

Que no, que en general, no hay años buenos ni malos, que sólo depende de cómo se vivan. Años, como éste, con ausencias imposibles de reemplazar pero también con risas y momentos insustituibles. Porque cada situación puede ser vivida de maneras diferentes, debemos entrenarnos en disfrutar lo bueno que nos permita, sin cejar en el empeño de mejorar todo aquello que esté a nuestro alcance.

¡Feliz Año!

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