Pasados unos días del atentado de Barcelona, puede reflexionarse sobre algunas evidencias que ha dejado la realidad; ante los ojos del mundo ha quedado evidente que Cataluña dispone de un Estado. En este sentido la comunicación de los Mossos orientada a tal objetivo mediático fue impecable. Para conseguirlo tiraron de metodología acertada en materia de comunicación y no permitieron ni el acceso ni la presencia de la Guardia Civil ni de la Policía Nacional al epicentro. Además se adueñaron total y completamente de la emisión de la comunicación.

Tan bien les salió que cuando fueron conscientes de ello, desbordados por el entusiasmo, se pusieron las medallas sin el menor rubor y se subieron a los podiums en vivo y en directo mientras las autoridades del Estado quedaron como convidados de piedra.

Eso no se improvisa y estoy convencido de que había un protocolo previo de comunicación en caso de atentado terrorista, como fue el caso.

En la trastienda queda una actuación policial y política que deja mucho que desear. No hace falta ser de la CIA, que avisó a los Mossos dos meses antes de la inminencia y el lugar del atentado que además de ser el espacio más emblemático de la ciudad, es una autopista para atentados de esta naturaleza.

Al aviso de la CIA hay que sumar el del Ministerio del Interior, que sugirió poner bolardos en las zonas más emblemáticas de la ciudad, como se ha hecho en otras ciudades europeas tras el atropello masivo de Niza; caso omiso.

La operación Jaula falló y que un mosso ahora tratado como un héroe abatiera a cuatro de los terroristas armados con armas blancas, no es precisamente para felicitarse. Capturarlos vivos hubiera aportado informacion muy relevante.

Como tampoco lo es que una decena de críos sin preparación llevaran más de un año fabricando explosivos con bombonas de butano sin ser detectados, ni que a ningún mando de los Mossos se le ocurriera relacionar la explosión de Alcanar con el atentado terrorista. Pasaron más de ¡¡24 horas!!

Esta desgracia afectará de alguna manera al proces independentista, que lamentablemente sale reforzado por una cuestión de imagen más que de eficacia policial y política.

Beneficios colaterales a partir de una desgracia que se ha llevado muchas vidas y más de cien heridos.

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