Por si acaso

Pablo Gutiérrez-Alviz

pga@grupojoly.com

'Apocalypse now'

El sistema calmará a Trump, y si no, como apunta John Irving, "en las democracias, siempre hay una próxima vez"

La victoria de Trump (traducible como triunfo) en las elecciones presidenciales de EEUU ha desatado tal alarma que podría decirse que estamos ante el fin del mundo: el Apocalipsis. Con una exégesis simbólica "entre histórica y futurista" del Libro de las Revelaciones, cabría concluir que Trump (léase Tramp) es una de sus Bestias, o que personaliza a tres de los cuatro jinetes del Apocalipsis: la guerra, el hambre y la muerte.

La verdad es que este personaje resulta algo trampero. Charlatán y machista, presume de xenófobo en una nación formada por continuas oleadas migratorias de las más variadas procedencias (hasta su misma tercera esposa). Además, va trampeando en sus negocios.

Conviene hacer un breve repaso sobre algunos de los antiguos presidentes yanquis para reducir el temor mundial al trumpismo. Si empezamos por Truman, de escasa formación intelectual, tuvo los peores índices de aceptación popular y ordenó los lanzamientos de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. Johnson, sin perjuicio de algunos aciertos sociales, metió a su país en la ratonera de Vietnam donde muchos jóvenes enloquecieron o murieron, como muestra la dura película Apocalypse now. Nixon, salió tarde y mal del conflicto vietnamita, y fue obligado a dimitir por el asunto Watergate. Carter, el pacifista y cacahuetero, terminó trasquilado por el fallido rescate de los rehenes de Irán y no fue reelegido. Entonces llegó Reagan, un veterano actor y ex gobernador de California, que mandó bombardear Libia, pero propició cierto desarme nuclear. Luego llegaron los Bush (padre e hijo) solo preocupados con el petróleo, aficionados a las guerras (Kuwait e Iraq) y a las inexistentes armas de destrucción masiva. En medio, Bill Clinton, que abusó de una becaria durante sus dos mandatos presidenciales.

En el Foro Joly de la semana pasada, decía Felipe González que el mayor peligro de Trump es su absoluta inexperiencia política con un acertado ejemplo: la pericia del cirujano exige mucha práctica y destreza. Y desde San Antonio (Texas), Pau Gasol pedía un voto o margen de confianza para el presidente electo. El sistema lo calmará, y si no, como apunta John Irving, "en las democracias, siempre hay una próxima vez".

Vistos algunos de los antiguos ocupantes de la Casa Blanca y aunque el nuevo trampee, no estamos ante el inminente fin del mundo: el Apocalipsis puede esperar.

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