Hablar de Andalucía profunda es de derechas. La presidenta de la Junta lo considera sinónimo de atraso. El término lo sacó en el debate del miércoles en el Parlamento Elena Cortés, portavoz de IU en la sesión de control, para lanzarle una pedrada a Susana Díaz. "Ahora existe una Junta de Andalucía profunda, esa que está al tran tran todos los días, sin dirección política, con un grave problema de fatiga de materiales y funcionando en modo rutina". A la aludida la expresión le supo a cuerno quemado y estableció una barrera sanitaria. Quien hable de Andalucía profunda es de derechas y quiere insinuar que hay una parte del interior de la región indolente, subsidiada y voto cautivo del PSOE. Sostiene Díaz que hay que decir Andalucía del interior.

En realidad, la Real Academia tiene acepciones de todos los gustos para esta palabra: geográficas, como distante del borde, extensa o vasta; positivas como muy viva y eficaz; y un concepto menos neutral como comunidad conservadora, tradicional, resistente a la influencia externa. Se ha escrito mucho sobre la Cataluña profunda estos meses al señalar los potentes reductos del independentismo. Lo cierto es que en esa Andalucía interior tienen los socialistas su principal granero de votos. Por ahí la atacó el jefe de los populares, Moreno Bonilla, para reprocharle que se desentienda de la reactivación económica de Jaén. Y la presidenta, que esta semana no estaba en modo avión, sino en pretexto agrario, se vanaglorió de tener un mundo rural vivo gracias a la acción de la Junta en carreteras, incorporación de jóvenes a la actividad agraria, modernización de explotaciones, grupos de desarrollo rural o diversificación económica.

En sólo una semana hemos pasado de oír que la exportación del sector aeronáutico era más importante que la del aceite de oliva, a lo contrario. Añadió la presidenta que esta cohesión social en el campo andaluz no es casualidad, sino mérito de la planificación de la Junta. Olvidó citar que en todos los casos eran programas financiados con fondos europeos. Tampoco debe ser una casualidad que esta semana el consejero de Agricultura haya puesto en marcha el Plan Estratégico para la Agroindustria y manejado cifras importantes: más de 7.000 empresas en el principal subsector industrial de la región, 46.000 empleos y una facturación anual que supera los 14.200 millones de euros. Parece que fuese un descubrimiento.

Tampoco lo es que el aceite de oliva es primera industria en más de la mitad de los pueblos de Andalucía. Por eso no es casualidad que fije mucha población en el campo. Con otros atractivos: hay una ruta del olivar que va de Córdoba a Jaén, pasando por Aguilar de la Frontera, Fernán Núñez, Zuheros, Priego, Alcalá la Real, Martos, Torredonjimeno y Huelma. Ruta cultural, barroca o patrimonial ofrecida por la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía en su propia web bajo el epígrafe de Andalucía profunda. ¡Anatema!

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