En lo escondido

Elena Sanz

Análisis periodísticos

Esta semana se ha estado comentando de forma insistente sobre la muerte de un hincha de fútbol en una reyerta. Se han analizado en las distintas tertulias las causas, las motivaciones, los responsables, la comunicación entre club de fútbol y la Policía, y un sinfín de datos más.

Existe una idea previa y contundente en todos estos análisis periodísticos. Por un lado, está el deporte y, por otro, la violencia. Ambos no caminan juntos. Consecuencia: hay que eliminar del deporte (del fútbol, en este caso) los actos violentos y a los violentos. Es un mantra que se repite.

Así pues, partimos de una premisa: el fútbol es un deporte, no es violencia; los aficionados son animadores, no son violentos; existe un grupo, una minoría que aprovecha los eventos deportivos para lanzar su agresividad frente a otros. La ideología de estos grupúsculos son extremistas, en los márgenes del ideario político normalizado, bien por la derecha o por la izquierda.

Este es el análisis que he escuchado tras la muerte del aficionado. Partiendo de este enfoque quiero analizar otro caso: los actos vandálicos durante las manifestaciones sociales (La marcha por la dignidad, las de los indignados, las del 15M…).

En este caso no se hace una separación tan clara entre manifestación y violencia. Evidentemente, el titular que se repite es acabar con la violencia en las manifestaciones; sin embargo, la lectura y el análisis de estos casos no dejan en tan buen lugar a los manifestantes en general y enturbia las causas de las protestas y las manifestaciones como acto ciudadano de reivindicación.

En algunos medios se generaliza y equipara al manifestante con los violentos, aunque éstos sean una minoría aplastante. A veces se va corrigiendo el mensaje durante el desarrollo progresivo de los informativos, pero esto ya hace nacer la duda; otras veces se destacan tanto los hechos violentos que no se habla de las causas de la manifestación, oscureciendo el mensaje. Es decir, se crea una especie de sopa de información en la que todos los elementos se mezclan de tal forma que el que escucha las noticias no sabe realmente qué le están contando, no puede diferenciar el mensaje o directamente lo recibe viciado. ¿La reivindicación de esa causa social es necesaria?, ¿estoy llamado a participar o, si lo hago, puedo formar parte de los violentos?

En el caso del fútbol, la idea se plantea clara y los violentos tienen nombre y apellido propio. Son los únicos causantes y responsables de esos actos atroces; y en otro nivel está el fútbol, el deporte, el juego limpio.

En un lado, la confusión y, en el otro, la claridad. La generalización y los particularismos. No son sólo matices, sino que crea un poso de prejuicio o de miedo.

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