El partido ante Las Palmas Atlético le pondrá fin a la temporada en el Colombino. Al menos eso es lo que se espera porque alargar más el agobio sería contraproducente para la salud de todo el recreativismo. Es decir, es ganar o ganar para espantar definitivamente los fantasmas, con respecto a la promoción de descenso.

No es momento, entiendo, de poner, al menos esta semana, la situación en el análisis. Ya habrá tiempo de dar y repartir, de analizar la profundidad del problema. Es tiempo de amar. Tiempo de apoyar y alentar a los muchachos. De ellos, como siempre, depende la salud del club y la posibilidad de poner en marcha un proyecto que ejecute la estabilidad dentro de unos parámetros asumibles para corazones destrozados.

Y como siempre, la afición está respondiendo en grado extremo, hasta el punto que se esperan más de diez mil aficionados, como mínimo, en la matinal del domingo en el Colombino. Impulsada la iniciativa por los diferentes colectivos de identificación total con los colores, y aderezado por el club, que en definitiva es el que pone la promoción en marcha, la Huelva futbolera vuelve a ponerse de ejemplo para todo el territorio nacional. Es increíble lo de la masa social del Decano. A ver si de una vez por todas nos percatamos, en reconocimiento unánime, de lo que está haciendo esta afición.

Por otra parte, otro que pide auxilio es el filial, que a falta de dos jornadas precisa ganar los dos partidos, al menos en principio. La primera parada y fonda es Los Barrios, que visita la ciudad deportiva con Carlos Ríos al frente. El juvenil demostró que los milagros existen. Y ahora, el conjunto de Jesús Vázquez, casi en la misma situación, quiere aspirar a la misma gesta. Como ven, fin de semana para vibrar, y seguramente para sufrir. Sólo se espera que la cuota de sufrimiento que se prevé merezca la pena. ¡A por ellos!, que es tiempo de amar y de poner en valor una camiseta y un escudo. Es primavera. Se acerca el Rocío. Y ya saben lo que trae siempre la Blanca Paloma.