El Decano es un foco de atención mediática entre misericordia y solidaridad, que promueve un magnetismo en las distancias cortas. Su ADN consolida un respeto y una adhesión por encima de las nefastas gestiones que han conducido a su ruina. El ejemplar gesto de taquilla fraternal del Extremadura en su retorno a Segunda B con la campaña 'El abuelo viene a verme' es un homenaje que ratifica que todavía es posible la convivencia y la hermandad entre dos rivales inmersos en una situación agónica, que reivindica unos derechos y dignifica a este mundo enloquecido y enrevesado de un fútbol falto de humanidad.

El Recre necesita oxígeno convertido en victorias. Su currículo es el peor en las 10 temporadas en Segunda B. Todos somos conscientes de que el equipo está sentado en un volcán sintiendo el calor de su emergente erupción. El fin básico es la resurrección de un bloque sin identidad, que dispone de jugadores que asumen la responsabilidad por las circunstancias especiales que pasa la entidad. Eso sí, al que da todo lo que tiene, no se le puede pedir más por las evidencias, pero la respuesta en el campo es lo que prevalece en esta lucha desesperada por la vida.

Pavón dejó el banquillo recreativista en Segunda un 28 de marzo de 2015 (jornada 31), tras perder con el Betis en Huelva y la imposición del portugués José Domínguez. Ahora, 22 meses después, recupera su asiento oficial. Y un detalle irrefutable: su balance es pírrico con 12 puntos de 36. Los resultados han hundido más al equipo con 8 jornadas en descenso. Pavón está pagando un duro peaje con el desgaste de tres meses en la grada y sembrando dudas en la afición. Hay futbolistas que se sienten decepcionados cuando tienen que estar preparados para ser útiles y con motivación extra. Nadie es prescindible y todos son necesarios tal como está el Recre. Necesidad de más unión, confianza y compromiso. La clave siempre son los jugadores.