La pasión exterior se adueña del Recreativo y el equipo capta en el campo que es una garantía para cumplir sus obligaciones influenciado por una afición no habitual en la categoría. Algo parecido a este celo ardiente cargado de entusiasmo, pero con menos abonados, sucedió en el cierre de ciclo de las ocho temporadas seguidas en Segunda B en el retorno a Segunda con Caparrós, un fin que tuvo como medio un club organizado y disciplinado en su gestión económica con De la Villa.

Este apetito por "su" Recre es digno de agradecer para recuperar el tiempo perdido, aunque algunos jugadores acusen este fervor como presión adicional al ejecutar acciones. El Decano mide su futuro cada vez que pisa el patio de su casa. La exigencia es alta por su estructura de equipo, si la comparamos con las dos últimas plantillas que tuvieron el reto y el honor de salvar el descenso acelerando la madurez del grupo de canteranos, sin presencia actual por la declaración de intenciones del nuevo gestor,

Pero, el Recreativo no termina de coordinar su perfil de equipo para un crecimiento estable. Y la afición se inquieta por el encogimiento y poca fluidez en el juego por exceso de toques en el agrupamiento de la medular sin enlace para filtrar pases. El fútbol, además, es velocidad en la circulación y verticalidad. El equipo sustenta su metodología y luego se muestra confuso en su devenir para matar los partidos.

El Ejido 2012, otro rival refundado, tiene un dueño israelí, Pierre Mevy (36 años), propietario de la empresa internacional MCI Sport, que promueve un proyecto de ascenso en tres años. Aquí, Juanma López es guía para fructificar otra apuesta similar. El último triunfo del Decano significó una dosis de valor energético para liberar del estrés a los jugadores. La mejor medicina es la presión de volver a ganar cuando la afición juega con el corazón en la garganta.