Después de casi cinco años de mandato, Manolo Benítez, presidente de la Agrupación Deportiva Cartaya, vive sus horas más complicadas al frente del club. Hasta llegar a este punto, todo ha sido elogios a su gestión, tanto deportiva como económica y social. Y justo cuando decidió, de la mano de su junta directiva, dar una vuelta de tuerca con un nuevo proyecto, las cosas se tuercen de tal manera que con Limón va a alcanzar el tercer entrenador en lo que va de temporada. Todo eso determina que hasta llegar a este punto, la temporada se viste de fracaso, o de decepción, ponga el adjetivo que quieran.

En descargo del club hay que poner que rectifica. Y lo hace con tiempo y puntos por delante como para revertir la situación. Todo sirve de experiencia y en el fútbol, al tratarse de un juego, casi todo depende de la pelota. Ahora bien. Todo lo que está ocurriendo tiene que dejar mensajes en un club que se ha levantado de forma admirable.

No se puede comenzar una temporada con tantos cabos por atar. La plantilla desde el principio anunció carencias sustanciales. Tiene jugadores de superior categoría. Pero también cuenta con otros que no están para estas lides. La apuesta del club, desde que Benítez asomó a la presidencia, es la de apostar decididamente por la cantera. Pero queda claro que para contar con jugadores nativos tienen que tener un mínimo de competitividad y tener muy en cuenta la complejidad de la categoría. A algunos le hace falta una buena mili, jurar bandera y luego presentarse con el rodaje hecho.

Son tres entrenadores. Limón, que llega con el cartel de salvador de la causa cartayera, accede de nuevo al banquillo con las ilusiones elevadas a la máxima expresión. Prescindieron de él y el entrenador se lo tomó mal pero siempre fue respetuoso. Esa puerta que dejó abierta le concede el regreso. Y en sus manos recae el trabajo de cinco años.

A vueltas con la plantilla, descubiertas sus carencias, deja la sensación de que puede dar más de sí. Ni Gandarias ni Noé fueron capaces de sacar rendimiento al potencial que se le presupone al equipo. Manuel Juan Limón tiene la palabra. Hay convencimiento de que lo logrará. Pero todo lo que está aconteciendo no debe pasar inadvertido. Sobre todo para no caer en el futuro en los desajustes que tienen al Cartaya en el sinvivir.

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