Análisis

José Ángel González

Una fuente inagotable de sentimiento onubense

De generación en generación pasó este legado y así debe seguir siendo

El Recreativo es una inagotable fuente de sentimiento onubense que no para de brotar por muy mal que vaya la vida. Parece mentira que, después de tanto desasosiego y despropósito en esta temporada, el equipo volviera a concitar en el estadio Colombino a casi diez mil personas. Una concentración que, trasladada a cualquier otro lugar y motivo, sería de dimensiones sobrevaloradas por la propia ciudad.

Nada de lo que rodeaba a la cita del pasado domingo jugaba a favor de la afición. Viento, frío, amenaza de lluvia, horario matinal, un rival sin interés y un equipo en franca decadencia deportiva. Sin embargo, y a pesar de todo, el Recreativo emergió del corazón de miles de onubenses para volver a poner sobre la mesa por qué hay que salvarlo, por qué lo hay que conservar y por qué hay que fomentar todos sus valores, aún escondidos.

No muchos confiábamos en que la afición volviera al Colombino con la devoción que fue, después de mostrar un gran cansancio en esta temporada. Y para su gusto, y como agradecimiento, se llevó la victoria para casa.

Aunque habrá algún aprovechado que se agarre al campo medio vacío para esconder sus vergüenzas, yo me quedo sin dudas con el medio lleno porque ver a recreativistas con ganas de seguir dándolo todo por sus colores, que son los de la tierra, es un milagro poco común en estos tiempos que corren.

Vuelvo a creer, aunque tuviera que meter los dedos en la llaga del Decano. Vuelvo a tener fe en el sentimiento y la esperanza en que el recreativismo es mucho más de amor por el fútbol. De generación en generación pasó este legado y así deberá seguir siendo porque esta ciudad no puede prescindir de él, un patrimonio humano y sentimental que es capaz de movilizar a casi el 10% de la población de la capital cuando peor pinta la cosa.

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