Análisis

Juanma G. Anes

Ese escalofrío de un año atrás

Hace tiempo que este club de fútbol dejó de ser sólo un club de fútbol, aunque sea una pelotita la que siga provocando los lógicos cambios de estados de ánimo del personal. Gran parte de esta ciudad -y de su provincia- ha dejado claro que el Decano es una seña de identidad que Huelva no puede permitirse el lujo de perder y, por fortuna, hoy ésta sigue viva. Está costando lo suyo, sí, pero sigo confiando en los GEO que intervinieron en su rescate por muy lentos que vayan dando los pasos. Lo de las soluciones rápidas y mágicas, para David Copperfield y sus ilustres admiradores.

Casi un año atrás, cuando muchos sentimos aquel escalofrío por el cuerpo con lo de 'puede ser nuestro último partido' (sabíamos que no iba a ser así pero, con sólo imaginarlo, un pellizco traicionero nos recorría la parte izquierda del pecho), todos supimos que, en lo extradeportivo, necesitábamos echarle muchos bemoles al asunto para evitar el entierro del Decano y que, en lo deportivo, se iba a necesitar lo mismo... y algún milagro extra. Pues los bemoles y los milagros llegaron y los agoreros y avinagrados, mire usted, corrieron a esconderse llevando el rabo entre las piernas. "Huelva no es capaz de salvar esto ni soñando", rumiaban. No creían que ni la mitad de la mitad de lo conseguido pudiera hacerse realidad. Hoy continúan maldiciendo, no lo duden. Pues aquí seguimos; aquí sigue el Recre para su triste desgracia. Se siente. Con ciertas bocanadas de aire ya tomadas, y con alguna lucecilla que se vislumbra al final de este túnel (se está haciendo más largo que el del macizo de San Gotardo), los que deberían ser siempre los únicos protagonistas de todo, los futbolistas, vuelven a tener el papel principal de la película. Hace no mucho les pedíamos que nos sacaran del fango en el que nos habían metido. Hoy tenemos las manos fuera del barro, pero aún nos falta por sacar medio cuerpo de ahí. Dos alegrías en las dos próximas jornadas significarían atarse al cabo bueno para superar el lodazal; dos tropiezos... mejor ni pensarlo. Narices están echando y, a falta de otras cosas, esa táctica guerrera será otra vez, como el año pasado por estas fechas, nuestra mejor arma. Estamos a vuestros pies, muchachos, y lo digo en los dos sentidos. Y recordad que ya no estamos para muchos más escalofríos…

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