Con el partido del Córdoba B a vuelta de curva, la Federación de Peñas del Recreativo de Huelva hace un llamamiento a la afición y el club pone en marcha una iniciativa para llenar el próximo domingo el Estadio Nuevo Colombino. Acude a una causa tan noble como la donación de alimentos para los más necesitados. Mientras, el presidente del Trust de Aficionados, Narciso Rojas, eleva a lo público su disconformidad por cómo se está gestionando la entidad recreativista. Desconozco si la carta publicada es un ejercicio de sinceridad individual o colectiva, si ha sido aprobada por la asamblea que preside. Si es así, si ha habido consulta previa, no se entiende que Roberto Sánchez, miembro del consejo de administración y a su vez representante del colectivo de aficionados dentro de la entidad, siga en su puesto.

En teoría, Sánchez ingresó en el consejo para tener voz y voto en las decisiones del club albiazul. Meses más tarde, la amarga carta del presidente pone ese nombramiento en solfa. Luego no sabe bien qué cometido tiene ahora mismo el Recre Trust, al menos a vuela pluma porque así lo determinan las declaraciones de su máximo dirigente.

El caso es que llegados a este punto, que es el mismo que hace justamente un año, con el club pidiendo socorro a la afición, la Federación de Peñas haciendo de tripas corazón y con el Trust en levantamiento de banderas, queda la impresión de que no hemos aprendido nada y que las balas de fogueo, o postureo, han prevalecido. Nadie duda del trabajo y la entrega de los colectivos en pro del Decano. Pero está claro que algunas de las medidas adoptadas no han surtido la efectividad que se pretendía. Esa es la cuestión.

Hay quien pide que el Recreativo vuelva a los onubenses. Y hay quien se olvida de que cuando Huelva tuvo la oportunidad sólo respondió la afición, los sufridores de siempre, los realmente damnificados. Seguramente la culpa fue del cha, cha, cha. ¡Que Dios nos coja confesados!

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