El drama que cohabita en el Real Club Recreativo de Huelva es que antes marcando el paso Pablo Comas no había soluciones y ahora el Ayuntamiento como patrón tampoco está en condiciones de gestionar un proyecto hundido en la pobreza extrema. Ni siquiera es capaz de responder a las primeras necesidades de cubrir el día a día para alimentar y vestir con decencia a una institución histórica y representativa del ADN del fútbol español. La predisposición del Ayuntamiento ante el inminente peligro de liquidación del Decano se enfrenta a la situación no explorable jurídica sobre una expropiación como SAD sin precedentes en el fútbol.

La inscripción en el Catálogo General de Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés General con la tipología de Actividad de Interés Etnológico es una base fundamental, que sin dinero y con una carga descomunal de deudas y embargos, se queda como cartel de primer club protegido de España. Poner en venta su patrimonio sería demoledor si no hay un comprador fidedigno. El Ayuntamiento tendría el peor escenario posible para cerrar la temporada y demasiadas incógnitas sobre qué hacer para resolver un suceso luctuoso con tintes trágicos.

Todos los recreativistas y onubenses aceptamos este trance fúnebre como la utopía normal de un estado natural que siempre halla alternativas el día 'D' a la hora 'H' de una posición social y económica insostenibles.

El Ayuntamiento abrió una hoja de ruta con expectativas excesivas aupado a la corriente de onubensismo en el SOS, y el presente cruel nos lleva a la acción y efecto de no administrar este lamentable nivel de ineficacia y de ineficiencia de un proceso enquistado. Ya a contrarreloj una crisis del 'consejo oyente' en dos meses y espera dos auditorías (forense y ordinaria), una junta general, concurso público de venta... Todos los días estamos ante la fe de la reconstrucción del futuro del Decano.