La retina de la afición recibe la imagen de que hay plantilla para no pasar apuros y esperar acontecimientos. No hay duda que la figura de la grada está por encima de la respuesta del equipo en este arranque. Que el recreativismo, entre derechos y obligaciones, exige en el campo una réplica satisfactoria a su altura. Y que los jugadores están sujetos a este compromiso para controlar esta presión, que ya quisiera otros rivales disponer de este aliento en el cogote y la prueba radica en la pasada jornada en Lorca con los asientos vacíos. Pero, el gestor deportivo del Decano (Juanma López) cree en el potencial de un grupo formado a su semejanza y en el amplio cuerpo técnico bajo el mando de Javi Casquero.

También es necesario tener paciencia y dosis de tolerancia, que no significan confundir la realidad y los motivos que se perciben de manera tangibles. Sólo una victoria apurada y pidiendo la hora frente a un filial recién ascendido en inferioridad durante 65 minutos refleja un matiz de que hasta el momento la propuesta de juego ofensivo y de llevar la iniciativa explicados en el guion son tímidas porque falta en el equipo presencia y solidez, concentración e intensidad, que tampoco se modera la limitación física de unos jugadores que echan el bofe de salida y acaban exhaustos por el esfuerzo en terrenos de nadie donde la mente va por delante de las piernas.

Por estas razones explícitas, es indispensable saber convivir con la influencia de la excitación frente a las esperanzas razonables creadas desde el vestuario. No es cuestión de una situación de construcción, ya dijo Diego Jiménez en Lorca que el equipo está "suficientemente rodado y hay que dar un paso más". Tomar determinaciones porque el Recreativo mantiene su referencia en el grupo IV marcado con su intensión de aspirante y debe evitar que le pierdan el respeto. Que el Nuevo Colombino sea un fortín será un buen indicio.