Análisis

josé antonio vieira

Segundas oportunidades

Muchas de aquellas imágenes son recordadas a golpe de fotos

Una de las muchas ventajas que tiene el cumplir años es que empezamos a guardar en el equipaje de la vida muchísimos recuerdos, una gran cantidad de vivencias y sobre todo empezamos a relativizar todo. Es verdad que los años no perdonan y que ya no somos aquellos jóvenes de los 80, que parecíamos dotados del don de la ubicuidad al llegar la Cuaresma y la Semana Santa. Hoy, muchas de aquellas imágenes que vivimos en su momento, nos son recordadas a golpe de fotos que recibimos a través de las redes sociales, para nuestro regocijo y en muchos casos, el de los jóvenes de ahora, que ven como el tiempo ha sido cruel con los chavales de entonces. En esas fotos disfrutamos de imágenes irrepetibles, de estampas únicas que ya, sólo son recuerdos.

Y es verdad, se ha puesto de moda el desempolvar fotos antiguas para revivir aquellos tiempos. Hace unos días, en una fotografía hermosísima del Señor de la Borriquita, en aquel paso blanco, que es el de ahora, al cual en Huelva se decía que era de escayola, aparecía en todo su esplendor, el misterio delante de la hornacina de San Pedro y en él aparecía aquel chiquillo que todos llamábamos Felipe. Este Felipe es una de las tantas imágenes que han pasado y pasarán al ostracismo cofrade y que sólo recordaremos, lamentablemente, a través de esas fotografías. Uno de los comentarios que hice a esa fotografía era el proponer al Consejo el que a través de una exposición se le diera una segunda oportunidad a esas imágenes secundarias, las cuales, un día fueron importantes para nuestra Semana Santa y que el tiempo y las modas imperantes se han encargado de situarlas en el más feroz de los olvidos. Es una pena que esas imágenes estén en almacenes o en vitrinas de casas de hermandad pasando desapercibidas, cuando en su momento tuvieron un papel capital en la Semana Santa. Lo mismo pasa con los carteles. Año tras año se espera con impaciencia la presentación del cartel. Un cartel, el cual una vez que ha cumplido su cometido se guarda no sé dónde y tampoco cómo y en qué condiciones. Los carteles de Semana Santa siempre gozarán de su condición para lo que fueron creados y seguirán anunciando nuestra Semana Mayor, con la salvedad de ese frío número que sólo indica una fecha. Esas imágenes secundarias que ya pasaron a la historia y esos carteles que anunciaron nuestra Semana Santa tienen que estar protegidos. La Huelva cofrade goza de una gran pinacoteca, con cuyos cuadros se ha anunciado la Semana Santa año tras año.

Esos cuadros, esas imágenes, merecen segundas oportunidades, deben ser salvaguardadas por los que tienen la encomienda y responsabilidad de protegerlas y tienen que ser dadas a conocer a los cofrades de futuras generaciones. Me da muchísima pena de esas imágenes que habiendo terminado su cometido inicial, en muchos casos, ya no serán ni revisadas para futuras restauraciones o esos cuadros, esas obras pictóricas que envejecerán no por la pátina de tiempo sino por el barniz del descuido. Soy, como muchos cofrades, de los que me gustaría ver nuevamente esas obras de arte expuestas en un lugar para goce y disfrute de todos; cofrades y no cofrades, que el arte no está reñido con las creencias. Pero mientras tanto, seguiremos compartiendo esas fotos que nos trasladan a tiempos pasados. A veces pienso, que nos cuesta muchísimo saber tener historia.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios