Análisis

Juanma G. Anes

Preciado y la guerra de trincheras

Hay equipo -y no digamos afición- para estar muchísimo más arriba en la tabla

Tras una victoria de su equipo, el Real Sporting de Gijón, que sirvió para romper una mala racha de resultados, al añorado Manolo Preciado le preguntaron si se había instalado la euforia en la plantilla asturiana. "¿Euforia? Estamos como para euforias; ni antes éramos la última mierda que cagó Pilato ni ahora somos el Bayer Leverkusen". Preciado, a quien se le echa muchísimo de menos en esta selva futbolera tan falsa e hipócrita -más falsa e hipócrita cuanto más arriba se llegue- siempre habló muy claro; hoy recurrimos a su sapiencia para homologarla con esta metamorfosis de intensidad, juego y resultados que ha sufrido el Decano en apenas diez días con Ángel López al mando.

El Recre tampoco está ahora para euforias, no, ni por el puesto que ocupa en la tabla ni por lo que aún rodea al club. Ahora bien, los seis puntos logrados de forma consecutiva y, sobre todo, la imagen dada en estos dos últimos duelos, en los que el equipo, por fin, se ha quitado de encima el miedo y los complejos, para la grada ha sabido a gloria bendita. La gente, por cierto, dio otra master class en Córdoba. Ha habido equipos muy relevantes que, hasta jugándose el ascenso a Primera en Huelva, no han desplazado ni a 400 aficionados al Colombino. El domingo empezamos la jornada en puestos de promoción por evitar la Tercera: mil onubenses viajaron a la ciudad califal. No hace falta decir nada más.

Hay equipo -y no digamos afición- para estar muchísimo más arriba, para dar mucha guerra. La victoria final de esa contienda se tiene que ir labrando aunque sea con infinitas guerras de trincheras. Si es lo que toca, como tocó en el Arcángel (por cierto, me dicen que quien manda allí es un Parásito 2.0; pobre equipo hermano cordobés si así es), pues a zafarse. En la zona noble de nuestro club, mientras tanto, transmiten calma sobre lo de Hacienda. Esperemos que esa tranquilidad se plasme muy pronto en lo que todos deseamos. Este final de año debe ser todo lo contrario a los tres inviernos anteriores. Sí, ya es hora de que podamos tomarnos las uvas sin el miedo a que venga Montoro y nos las quite. Y si, además, nos las tomamos con cosquilleo en el estómago mirando la clasificación…

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