El equipo A técnico liderado por Casquero cumple ciclo con César Negredo, el recurso del tercer miembro de enlace. Peligro de decadencia, anhelo de reacción. La semana del desbloqueo de la Agencia Tributaria sepultó las ilusiones por la desconexión en el campo. Los vaivenes del Recreativo son incontrolables al engullir a dos entrenadores debutantes, que no han pasado la prueba del algodón por las exigencias propias de lo que se avecina en el club más antiguo de España. Un proyecto deportivo bajo sub judice. Javi Casquero dejó al equipo en descenso y el revulsivo Ángel López se difuminó en el tiempo de dos rachas inversas: cinco jornadas con números de líder, repetir tres derrotas seguidas y luego ocho de guarismos de colista. El devenir, desde la visión optimista, es que hay tiempo para darle la vuelta a la situación. Pero el presente señala que cada partido es un reto de rehabilitación pasando por eludir el abismo.

Como el deseo vehemente del recreativismo es que no empeore el estado de sitio, todo queda pendiente de la acción inminente de la plantilla, ahora como la única referencia a efectos del dictamen de la afición consumidas 25 jornadas en las que el fracaso de la gestión controladora deportiva y ejecutiva es más que evidente en el reparto de responsabilidades, tras paralizarse el impulso de estabilidad.

A esperar que los estímulos del efecto presencial de Negredo consiga lo pretendido en un partido vital. El Écija salió lanzado a rebufo de su retorno a Segunda B, siendo líder siete jornadas hasta octubre, luego la debacle de 10 partidos sin ganar y sofoca su caída con el nuevo entrenador, Marc Domínguez (7 puntos de 12). Al Recreativo le pinta la cara cualquier rival, al margen de la clasificación. Y excepto la portería, el resto de líneas no se salva de la quema. El respeto se gana en el campo. Un Decano con legado, un prestigio siempre que defender.