Análisis

José Ángel González

Normalidad anormal en el recre

El abismo se vislumbra tras la estabilidad deportiva y la permanencia en la Liga

El Recreativo ha conseguido la estabilidad deportiva en los últimos meses. Un equilibrio que le ha dado la permanencia, ya muy cercana, en Segunda División B. Este mérito hay que reconocérselo al entrenador y a los más veteranos del plantel, que han sabido priorizar el interés deportivo por encima de la reclamación laboral. Un gesto que le da al Recre la posibilidad de seguir compitiendo el próximo año a un paso de la Liga de Fútbol Profesional, con lo que eso conllevaría de ingresos económicos para un futuro inversor. La tranquilidad trasmitida desde el consejo de administración, voz del actual propietario, también se antoja fundamental para haber logrado la remontada deportiva en tiempos de crisis financiera.

Pero el abismo se vislumbra tras la estabilidad deportiva y la permanencia en Liga. Porque, más pronto que tarde, el Recreativo necesita ir cimentando el club y el equipo que quiere para la próxima temporada. Hasta el momento, todos trabajan como si todo fuera bien. La secretaria técnica mira jugadores y la Fundación plantea estrategias de futuro con la cantera; el personal sigue su día a día con la expectativa intacta de cobrar y la afición acude cada domingo al fútbol con la esperanza de que todo se resolverá cuando finalice la Liga. Pero nada se sabe, a ciencia cierta, del camino de las negociaciones con Hacienda, ni de la venta ni del pago a los jugadores ni a la plantilla no deportiva.

En momentos de tensión, la tranquilidad parece la mejor de las recetas; siempre y cuando se tenga escrito el diagnóstico acertado y se pueda llevar a cabo. Hay bacterias esperando una señal para acudir a infectar al herido. Hay virus difíciles de eliminar si son inmunes al antibiótico habitual. Por eso, la prudencia debe ser un arma fundamental para ganar en el arte de la guerra. Aunque, en este caso, también lo son los millones de euros.

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