Las personas se pueden apartar de sus tareas pero nunca abandonan lo que son. Éste es el caso de Juanma Rodríguez, ya hoy exentrenador del Atlético Onubense (Recre B), que aunque se esfuerce en no ejercer aquello que siente y ama, siempre va a ser un recreativista de Primera División, donde compartió banquillo con Manolo Zambrano.

En muchas ocasiones, los imponderables de la vida acaban por llevarnos por derroteros que no siempre deseamos. Pero, como es el caso, nunca ninguna dificultad puede acabar con la esencia de lo que uno es y será siempre.

Juanma Rodríguez nació educador, entrenador de futbolistas, orientador de chavales en dificultad, hermano de esos que nunca fallan y amigo que siempre está cerca aunque tome distancia. Pero sobre todo, Juanma Rodríguez nació recreativista cabal, dentro y fuera del campo, de los que siempre se visten por los pies.

En el mundo del fútbol, como en la vida, ser coherente es tremendamente complicado y, en la mayoría de las ocasiones, te lleva a la frustración. Un sentimiento que, lamentablemente, ha calado en muchos profesionales del Recreativo ante la pésima situación financiera que aún vive en la actualidad. Si Juanma se va ahora no será por falta de ilusión ni por incapacidad en el trabajo. Y algo habrá que mirarse en el seno del Decano para mejorar lo mejorable, desde la crítica constructiva y desde el trabajo planificado con tiempo, sin improvisación.

Juanma Rodríguez, aunque a veces se nos olvide, también fue un digno entrenador del Recreativo en Segunda División A, sustituyendo a Cervera, manteniendo al equipo en la categoría bajo la alargada sombra de Comas y Sergi. Una situación que sólo un recreativita de serena reflexión podía aguantar como él lo hizo. Pero también Juanma es un hombre de corazón, el necesario para defender los colores del equipo de su tierra con pasión, aunque por ello recibiera la reprimenda de la grada. Un hombre trasparente, de esos que quedan pocos. Por eso, lo echaremos de menos.