Como inexorablemente ocurre cada año, esta Cuaresma a la que aún quedan escasos momentos, se nos escapa, nuevamente, por las rendijas del tiempo. Ese tiempo, que los cofrades esperamos con tantas ansias, nos vuelve a abandonar haciendo "mutis por el foro" imperceptiblemente, tras los aplausos recibidos.

Una Cuaresma muy marcada por la lluvia, pero a la que seguro que cada uno de nosotros le hemos sacado el jugo que se merecía… Actos, cultos, ensayos de costaleros, traslados…y ¿por qué no mencionarla? La gastronomía típica de esta época, que seguro en algún momento hemos degustado, porque a estas alturas, ¿quién no se ha tomado ya una torrija? Yo me tomé la primera en el bar Rehiletes, como todos los años… Es difícil decirle no a David. Seguro que en nuestros hogares han aparecido ya las túnicas que celosos custodiamos todo el año, tiñendo los rincones de nuestras casas, por no hablar de costales y fajas, que debieron hacer acto de presencia con los primeros ensayos…

Una Cuaresma más en nuestras vidas, con todo lo que ella conlleva, o debería haber conllevado… Indiscutiblemente, esa reflexión acerca de nuestras vidas, de nuestros "yoes", esa reflexión que cada año nos ha de hacer buscar más al Padre, amar más al hermano. La armonía debe ser serena, nuestros corazones deben estar preparados para ese abrazo al prójimo y a lo eterno. Yo he vuelto a redescubrir algo, que aunque ya aprendiera en la niñez, a veces se olvida por ese dar más importancia al "nosotros" que al "ellos": Aunque el que está enfrente no quiera mis brazos, se los seguiré abriendo, porque tarde o temprano, seguro que entiende que el desencuentro tenido tiene arreglo, o fue un mal entendido, o no entendió que el expresar tu opinión no implicaba ser enemigos, o a lo mejor, hasta se ha olvidado, porque en esto de las hermandades, como en el resto de todo lo que rodea nuestro existir, lo importante nunca debe de ser lo banal, lo material, sino las personas que nos rodean.

Y en este mi último artículo cuaresmal, me permito expresar mi agradecimiento: agradecimiento por lo vivido, agradecimiento porque conocidos en este nuestro mundillo, empiezan a ser amigos, y sobre todo, agradecimiento a este medio, que es el Huelva Información, que me ha vuelto a permitir formar, aunque sea por este tiempo, parte de él. Gracias a su director, Luis Pérez-Bustamante, y gracias al coordinador de lo que es la Semana Santa en sus páginas, Eduardo Sugrañes. Gracias este año más, si cabe, porque, Eduardo, me permitiste vivir el mejor momento de esta mi Cuaresma personal, con aquella Exaltación que, por primera vez, se ha hecho en la Prisión Provincial de Huelva. Las emociones fueron intensas y hasta contrapuestas, nervios, alegría… Pero la principal fue la sensación que sentí, cuando desde sus asientos, aquellas mujeres, presas en estos momentos, sentadas en primera fila de ese salón de actos, me hacían gestos, indicándome que mis palabras les habían llegado al corazón…el mío se expandió en la pureza de la ilusión.

Ya esa caprichosa Parasceve se acerca, ya llega nuestra Semana Santa, ya llega ese principio del fin. Os invito a que la viváis plenamente, tanto en lo que respecta a vuestro interior, como en lo exterior, que nuestra tierra nos ofrece. Si lloviera, tenemos nuestros templos, y si no, que lógicamente así deseamos que sea, nos esperan nuestras calles, sus rincones… Pero que la viváis en nuestra Huelva… ¡Feliz Semana Santa!

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