Hasta ahora a Pavón le fue relativamente bien con planteamientos bastante a merced del rival y con más destrucción que construcción lejos de Huelva. Hay que reconocerle que salvo Jumilla no le fue mal desde San Fernando. Siempre a expensas de lo que ofrece el contrario a los equipos que como este Recre caminan por la zona peligrosa les resulta más cómodo actuar. Luego en su campo da un pasito al frente con precaución como ante Villanovense y Balona para sacar lo máximo con el mínimo riesgo.

En Murcia no vale la fórmula. El escenario no se lo va a permitir ni el rival. En la Nueva Condomina si el Recre quiere rascar algo le va a tocar exponer, generar y merecerlo. No es Jumilla, ni Almendralejo o ni siquiera Jaén, donde las debilidades del rival quedaron al descubierto en cinco minutos, y realmente no fue preciso un extra del banquillo. Atrincherarse es complicado allí.

La visita a Murcia puede ser la prueba más exigente futbolísticamente hablando a la que se ha enfrentado hasta la fecha Pavón lejos de Huelva. Lo es por lo que le espera y por lo que le toca de su parte. Con bajas sensibles como Jesús Vázquez o Iván Aguilar que aportan mucho tanto por su nivel como por su valor sobre el césped, es la hora del entrenador. Al onubense le toca mostrar su habilidad para construir un equipo solvente sin algunos de sus pilares básicos. También lo es para argumentar si es capaz de contrarrestar el juego de un rival potentísimo, que se ha reforzado y que va a exigir a los recreativistas un plus físico y táctico. Es buena plaza Murcia para que Pavón se reivindique como entrenador al margen del rol de apagafuegos de la casa que ha asumido esta temporada. Para ello necesita que más allá de los puntos que el Recre sea capaz de arañar pueda firmar un partido en el que el sello del entrenador quede decididamente marcado. Es un partido en el que se examina.

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