Se desvelan en el horizonte los planes de toros sobre los ruedos provinciales. Se animan las plazas y rubrican las aficiones ganas de ver toros y eso es bueno. Ayer mismo era Aracena la que destapaba un hermoso cartel de toreros al que aún no le han puesto los toros. Habrán visto ya a todo ese elenco de nombres importantes de la torería junto al novel novillero de saga torera. Festival de invierno sobre una de las plazas más hermosas que conozco pero a la que un año sí y otro también le sigue faltando un torero de la tierra. Sí, un nombre torero de Huelva con el que hacerle justicia a esta provincia y hacérsela de paso a quienes se machacan como novilleros o rejoneadores en ese diario tan ingrato que ni cuando llega la oportunidad de un festival agradable en tu tierra, nadie le pone sensibilidad para acordarse de que Huelva también tiene toreros necesitados de futuro. Aracena da para eso porque un cartel de tanta excelencia siempre debe tener la generosidad por parte de quien lo piense y gestione de acordarse de los toreros de esta Huelva. No es sólo Aracena. Le faltó el año pasado a Higuera en ese otro festival, antaño de tanto onubensismo y al que le copan al completo los puestos sin dejarle un rescoldo a nadie de aquí. Chillo porque me duele la desidia y la descortesía de un festival sin gentes de mi tierra. Y me quejo no por mentalidad provinciana, sino porque un festival taurino en pleno corazón de nuestra tierra tiene que tener cobijo suficiente para que esta situación revierta de alguna forma. El llenazo desorbitante del pasado año en Aracena y el que desde luego se puede prever este año me agrada como aficionado, pero es ingrato ver que no haya oportunidad para, al menos, un nombre torero de aquí. Jamás he postulado ninguna propuesta cuando un empresario se ha jugado sus haciendas para montar toros en algún punto de esta provincia nuestra. Cada uno se juega sus caudales con las huestes que legítimamente escoge para la ocasión. Pero un festival es diferente en todo y por todo. Se donan muchas cosas , se apoyan otras y la voluntad se puede apañar de otra forma bien distinta para dar sitio en su casa a gentes que necesitan torear. Me alegro por Aracena y su afición pero sería importante que un día, todos tomásemos partido también por gentes de nuestra tierra. No cuesta tanto. ¿O sí?

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