Resistir para seguir viviendo. La fiel afición lo demanda y también es el juramento del vestuario recreativista. De la última victoria in extremis saca la cabeza del ataúd para tomar aire fresco y fue un alivio para Pavón, que no estando cuestionado dentro al ser el elegido desde julio por el Ayuntamiento, sí se palpa la presión externa porque los resultados siempre están por encima de la querencia. Pero la salud del Decano en el campo es primordial porque oxigena las decisiones de futuro.

Dada la igualdad de la mitad hacia abajo -10 equipos se debaten en 8 puntos entre el San Fernando y el activado colista Sanluqueño- ratifica que las previsiones para la salvación rondará en la horquilla 43-46 puntos. Por tal motivo, el límite que debe imponerse el Recreativo es la costumbre de ganar partidos. Y todavía no ha sido capaz de sumar dos alegrías seguidas. El Real Murcia lo hizo sólo una vez, ambos no tienen referentes goleadores. En la segunda vuelva, el equipo de Pavón suma un punto más.

Dos equipos hundidos en su economía, sin acuerdos con la Agencia Tributaria y Seguridad Social y acumulando acreedores. La deuda auditada murciana (47 millones de euros) supera con creces la esperada recreativista, siempre pendiente de la auditoría eterna del fútbol español. El cambio presidencial en Murcia pone al día a una plantilla exigida. El ascenso como reto innegociable tiene a su entrenador cuestionado por los números impropios de un objetivo ambicioso.

De un aspirante por imperativo legal a un Recre gobernado en la miseria, pasando calamidades sus jugadores y apurado para evitar un naufragio sin supervivientes, que está inmerso en los equipos con menos victorias (6) y necesita en las 12 jornadas que restan sumar casi la mitad de los puntos. Cada partido que salva el Recre disfruta de otra vida más, como un elixir para enlazar la ilusión de la siguiente bajo el estado de reanimación.