El edificio, su insuperable ubicación y su espacio, son símbolos de nuestra Huelva. El uso al que se destine debe alcanzar la categoría de lo expuesto, es decir, el continente y el contenido deben igualarse en importancia.

Todas las ciudades del mundo cuentan con un lugar idóneo para albergar los elementos que simbolizan sus orígenes.

Aquí en Huelva, parece ser que nuestros orígenes datan de 1492. Ahora se va a celebrar el 525 Aniversario del Descubrimiento de América y, si le damos un repaso a nuestras celebraciones, desde nuestras Fiestas Colombinas a exposiciones y relaciones culturales, así como la infinidad de motivos que nos unen con Hispanoamérica, da la sensación de que antes de 1492 Huelva no existía. Pues no, primero se debe reconocer que en la preparación del viaje intervinieron fundamentalmente los palermos, aunque otras ciudades como Moguer, San Juan del Puerto y Huelva apoyaron esta aventura que se gestó en Córdoba, lugar donde Colón tuvo a su hijo y en Castilla con los Reyes Católicos. El Monasterio de La Rábida en Palos fue el hito fundamental en la preparación del viaje.

Las carabelas salieron del puerto de Palos y sus marineros eran de muchos lugares, incluido el País Vasco, ya que los hombres relacionados con la comida y su elaboración procedían de este lugar del Norte de España. Eso no quita, sin lugar a duda, el protagonismo de los onubenses, ya que desde entonces quedó grabada en nuestras mentes y en nuestros corazones la estrecha relación con Hispanoamérica.

Huelva no nació hace 525 años, Huelva nació hace más de 5.525 años, ya que fue la ciudad más antigua de Occidente. Civilizaciones de peso específico, como Tartessos, ocupan nuestro subsuelo.

Huelva proyectó a todo Occidente su civilización, su cultura y su arquitectura. Basta horadar nuestro terreno para hacer el cimiento de una nueva edificación para que aparezcan importantísimos restos arqueológicos de todo tipo.

La historia de nuestra Huelva se pierde en el tiempo como lo demuestran los objetos encontrados en cualquier excavación, desde la Plaza de las Monjas al Conquero, y actualmente hay tantos restos acumulados en los sótanos del actual Museo que se necesitarían por lo menos 3.000 m2 para ser exhibidos. Pero están allí guardados y escondidos como si siguieran bajo nuestros pies.

El Banco de España que cuenta con esta necesaria superficie para exponer al mundo nuestra historia y nuestros orígenes, es el lugar idóneo para ello.

Que nadie lo dude. Nuestras autoridades y políticos deben apoyar este uso que se le debe dar al emblemático edificio.

A no ser que consideren que la importancia de estos restos deben ser exhibidos en otro lugar más importante que estar ocupado por ciudadanos y no por súbditos como nos consideran a los onubenses.

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