Onubenses del año

"Huelva es crucial en mi vida porque mucho de lo que soy se lo debo a ella"

  • Desde su despacho en Madrid, Juan Pérez Mercader confiesa que la provincia es su "parquecito" particular. Es un hombre que estudia el universo y que baja a la tierra para encontrarse con Huelva

Uno de los mejores hombres de ciencias de nuestro tiempo, a sus 60 años, se emociona cuando habla de Huelva. Aunque no nació aquí, dice, con fuerza, que es su tierra. Desde la localidad sevillana de Alcalá de Guadaíra, desembarcó en la ciudad cuando tan sólo contaba con 3 años de edad y se enamoró de la tierra que lo ha visto crecer y sobre todo de su "maravillosa" gente. Licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad de Sevilla, experto en Física Multiescalar aplicada a Astrofísica y Cosmología, es director del centro de Astrobiología y ha dedicado su vida al conocimiento del Universo. Este célebre onubense es reconocido de nuevo por su "tierra querida" al igual que por el resto del mundo.

-Ha sido elegido directamente por el jurado como onubense del año. No se lo han pensado dos veces.

-Me siento súper orgulloso. Yo soy una persona que aunque no nací en Huelva me considero muy onubense, del barrio el Matadero. Estoy encantado porque Huelva es mi tierra.

-La ciudad le quiere tanto como usted a ella. Aunque fue poco el tiempo que vivió en la ciudad, los onubenses le han hecho suyo.

-Yo llegué a Huelva a los 3 años y me fui a los 18 a estudiar a Sevilla, pero estuve yendo a Huelva todos los fines de semana durante dos o tres años. Mis padres se trasladaron conmigo a la ciudad sevillana pero volvieron a mediados de los años 70 y ahora están enterrados allí, mi hermano también vive allí, muchos de mis amigos están en Huelva y aún sigo yendo, todo lo que puedo. Yo a mi Huelva la llevo en el corazón.

-Si tuviera que vender la ciudad en el exterior...

-Lo mejor, su maravillosa gente. Huelva es mi ciudad y la provincia es mi provincia. Mi familia y yo llegamos a Huelva en el año 50 y la gente siempre nos trató con cariño, con enorme dulzura y con enorme generosidad. Nunca se nos vio como extraños y se nos abrieron todas las puertas y siguen abriéndoseme. Y es que de la gente de Huelva aprendí una cosa muy importante en mi vida. En mi querida ciudad hay una relación muy potente entre el hombre y la naturaleza, los onubenses saben que el ser humano es también parte de la propia vida y esto para una persona como yo, que se ha dedicado a la mecánica cuántica y, ahora, a comprender la Biología desde un punto de vista muy fundamental, es básico para mi trabajo y yo ya lo aprendí de pequeñito porque me crié en Huelva. En fin, estoy prendado de nuestra provincia porque tiene una biodiversidad extraordinaria, porque es tan bonita, tan rica y ahora que me dedico a buscar vida en el Universo y a entender cosas de Marte, tengo en Huelva un pequeño parquecito, como es el Río Tinto y del que nos hemos preocupado para que vaya por el mundo.

-¿Cuál cree que ha sido su aportación a Huelva además de todo el amor que le profesa?

-Mi mayor aportación a Huelva ha sido cero, yo no he hecho nada por Huelva, hago lo que puedo. Puede ser que mi mayor aportación sea el amor que tengo y, como consecuencia de este sentimiento la he llevado por el mundo. Cuando en Estados Unidos me preguntaban 'Where are you from?', ¿de dónde eres?, yo siempre les decía que nací en un pueblo de Sevilla y que crecí en otra ciudad maravillosa que se llama Huelva, donde vi por primera vez a los pájaros salir de un nido, donde empecé a ver las estrellas, donde tiré por primera vez un cohete y donde hice mis primeros experimentos de química, en fin, en Huelva desperté y eso para mi fue muy importante.

-Sus trabajos y descubrimientos son valorados en todo el mundo. ¿Ha visto cumplidos sus sueños de cuando era un joven estudiante?

-Yo me he visto siempre como una persona dedicada a la Ciencia pero no me pude imaginar jamás que iba a ir por los derroteros que he ido ni que iba a tener la suerte tan inmensa que estoy teniendo. Pero sí me imaginaba que iba a estar siempre ejerciendo mi libertad creativa y mi libertad personal tratando de buscar respuestas a preguntas que yo me hacía que tenían que ver con la Ciencia, pero no sólo buscar respuestas sino proveer con respuestas. También tenía clarísimo mi interés por hacer que la Ciencia que yo produjera les fuera útil a mis conciudadanos. Eso siempre lo he tenido más claro que el chocolate del asilo. Cuando tenía 18 años este tipo de cosas ya estaban en mi cabeza y sabía también exactamente en qué área de la Física quería trabajar.

-Y después de tanto tiempo de intenso y provechoso investigación, ¿cómo evalúa su trabajo?

-A mis 60 años, tengo mentalidad de estudiante de doctorado, sigo todo el día trabajando, preguntándome cosas y haciendo lo que haga falta, desde apretar una bombilla hasta firmar un papel. Pero bueno, creo que la vida en sí misma es, como diría Borges, un jardín de los senderos que se bifurcan. En cada momento, tú estás tomando una decisión, aunque sea sólo parpadear, por lo que siempre tienes que tener clara las líneas generales del camino de tu vida, y así veo la mía, llena de decisiones y con las ideas muy claras desde el principio para conseguir unos objetivos.

-Pero aún le quedan muchas bifurcaciones que tomar.

-Me quedan muchas preguntas por resolver y cada día tengo más, muchos senderos que recorrer. Pero yo repetiría muchísimas de las cosas que he hecho y, en particular, las cosas profesionales las cuales las volvería a hacer todas, pero algunas personales que he hecho no las repetiría. Volvería a empezar desde cero, aunque esto es algo que hago todos los días cuando me levanto, siempre trabajando en la dirección de la Ciencia.

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